La temperatura ha subido tanto en la Antártida que ya ha alcanzado niveles similares a los que se registraron cuando se formó, hace más de 20 millones de años, según dos estudios que publica la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
Además de las elevadas temperaturas, los niveles actuales de dióxido de carbono (CO2) son más altos de lo que se creía, dos razones por las que el deshielo de la Antártida avanza a mayor velocidad de la esperada.
Estas son las conclusiones de un doble estudio, que incluye la reconstrucción climática de la Antártida hace millones de años que fue posible con la coordinación de la Universidad de Massachusetts, la Universidad estatal de Pensilvania y el instituto de investigación geológica GNS Science de Nueva Zelanda.
La reconstrucción de las condiciones climáticas de los orígenes de la Antártida permitió a los científicos recrear la evolución histórica de las capas de hielo en el continente, con lo que se pueden comparar las condiciones bajo las cuales se originaron con la situación en que se encuentran ahora.
Antes de que hubiera hielo, es decir, cuando la temperatura era demasiado alta como para que se formara, la temperatura en la Antártida era sólo entre 3 y 4 grados celsius más alta que hoy.
Por lo que respecta a los niveles de dióxido de carbono, en el génesis de la Antártida las medidas de CO2 eran de 500 partes por millón y ahora son de 400 partes por millón.
Hasta dentro de 30 años no se esperaba que la atmósfera de la Antártida alcanzara tales temperaturas ni tal cantidad de CO2 como indica el estudio.
Como agravante, los sedimentos de la Antártida son más vulnerables al aumento en los índices de CO2 de lo que anteriormente se creía, es decir, que los cambios geológicos se producen a niveles más bajos de CO2 de lo que se esperaba y que por tanto no hacen falta grandes índices de contaminación para que se derrita el hielo.
Con este modelo se han llegado a conocer las condiciones climáticas bajo las cuales se formó la Antártida, hace más de 20 millones de años, durante el período llamado Miocénesis.
Sin embargo, Gasson hizo una llamada a la calma y dijo que los elevados niveles de CO2 «no significan que se vaya a derretir en los próximos 30 años».