El papa Francisco pidió el domingo a los gobernantes de los países que aún aplican la pena de muerte suspender las ejecuciones durante este año de Jubileo Santo de la Misericordia. Su petición hace parte de un llamado más amplio a la comunidad internacional para que se acuerde la abolición definitiva de la pena capital, aunque no hizo referencia a ningún territorio o país.
Ante miles de fieles que se congregaron en la Plaza San Pedro para escuchar su discurso, Francisco dijo que se sentía alentado por las señales de que la oposición a la pena de muerte está creciendo en todo el mundo.
«Las sociedades modernas tienen la posibilidad de reprimir eficazmente los crímenes, sin quitarle definitivamente a aquel que los ha cometido la posibilidad de redimirse», dijo el Sumo Pontífice.
«El mandamiento ‘no matarás’ tiene valor absoluto y se refiere tanto al inocente como al culpable (…). También el criminal mantiene el inviolable derecho a la vida, don de Dios», añadió.
Francisco ha hecho de la misericordia el tema dominante del año de Jubileo en curso e instó a los gobiernos que todavía autorizan la pena capital inspirarse de esta.
«Apelo a la conciencia de los gobernantes, para que se alcance un consenso internacional para la abolición de la pena de muerte», señaló.
«Y propongo a cuantos entre ellos son católicos que cumplan un gesto valiente y ejemplar: que no se ejecute ninguna condena a la pena de muerte en este Año Santo de la Misericordia».
Tomando en cuenta que la mayoría de los países predominantemente católicos de todo el mundo ya han abolido o suspendido las ejecuciones judiciales, el único lugar en donde el llamado de Francisco podría tener alguna incidencia significativa es Estados Unidos.
Los jueces en Estados Unidos pueden autorizar ejecuciones en 31 estados o por petición del gobierno federal.
Texas — un estado gobernado por Greg Abbot, un católico devoto, firme defensor de la pena capital — ha ejecutado a tres de los siete presos condenados a la pena capital en Estados Unidos este año.