Rodeada de hijos, nietos y bisnietos, encontramos a doña Macaría Hernandez Ramírez en Chinandega, quien festeja hoy 14 de febrero sus 100 años de vida. Hernández es una mujer que habla con lucidez y buen sentido del humor cuando recuerda las travesuras y vivencias de su niñez y juventud.
"Le voy a contar lo que yo viví cuando era chatelita. Yo platiqué con Sandino, en mi mente, aún esta viva la imagen del General Augusto C. Sandino, ese hombre caminaba una tironas rojas, y era enamorada de ellas que las perseguía hasta que logré tenerlas y la guardé por muchos años. conocí a ese hombre en el pueblo de Somotillo, antes que los yanquis lo encontraron en Cinco Pino cuando él y su ejercito iban para El Zacatón, pero era un hombre astuto que cuando miró al ejército contrario y les preguntó en el puesto '¿Quién vive?' y le contestó 'Los Nuestros' y se escuchó la refriega. Ahí quedaron varios muertos y luego salió en desbandada por aquellas montañas del norte de Chinandega. Sandino era un hombre chaparro, elegante y me encantaba las cintas rojas que caminaba, en aquel entonces los americanos dominaban el territorio pero él luchaba contra ellos porque quería mejor vida para su pueblo y su país" dijo con mucha emoción y claridad Hernández.
Macaría Hernández, nació en Somotillo pero fue criada en Chinandega. Tuvo seis hijos; cuatro varones y dos mujeres, actualmente viven cinco de ellos, el mayor tiene 80 años.
Cuenta que su vida como mujer ha sido bendecida, pero sufrida dice que trabajo de sol a sol en el campo porque era la única fuente de vida: "Vendí nacatamales; tortillas; turrones, rosquillas, todo lo que se venia a mi mente para poder criar a mis hijos. Gracias a Dios son hombres y mujeres de bien. Mi esposo también trabajaba en el campo, él murió ciego a sus 116 años. Este mes, es de pachanga pero yo lo festejo con mi Dios a quien conocí hace 40 años, hoy me visitaron los hermanos y en horas de la tarde realizarán un culto para festejar mis centenario", dijo.
Hernández está perdiendo facultad visual en su ojo derecho, camina con la ayuda de un andarivel pero sueña tener una silla de rueda para que la puedan movilizar y cambiar de ambiente.