La minuciosa búsqueda rinde frutos: el agente Edward Putland detecta huevos de insecto en una planta. Se congratula brevemente pero continúa, porque el trabajo no se detiene en el aeropuerto de Miami, que se inunda de flores importadas para el día de San Valentín.
Putland integra el equipo de inspectores especializados de la agencia de Inmigración y Aduanas norteamericana (CBP, en inglés) que deben garantizar que las rosas, claveles y demás flores que llegan a Miami, principalmente de países latinoamericanos, no tengan enfermedades ni insectos que puedan causar estragos en la agricultura local.
Por estos días, la tarea es titánica: Estados Unidos recibe alrededor de 1.000 millones de flores y plantas durante las tres semanas previas al día de San Valentín, el 14 de febrero, de las cuales más del 91% entran por el aeropuerto de Miami (Florida, sureste).
«Acabo de encontrar huevos en las hojas, así que los mandaré al USDA (Deprtamento de Agricultura estadounidense) para que los identifique», indica a la AFP Putland, quien revisaba centímetro a centímetro el pasado jueves un cargamento de hojas de palma proveniente de Costa Rica.
«Suelo encontrar algo todos los días, algunas veces son insectos que ya están en Estados Unidos, así que no tomamos acciones, pero a veces encontramos cosas que no tenemos y que no queremos acá, por lo que tomamos acciones con la mercancía», que será desechada, dice Putland.
Cualquier bicho
Lepidópteros, escarabajos, ácaros, gusanos…los agentes se encuentran virtualmente con cualquier bicho en las flores, dice Putland. Algunas veces son minúsculos, así que deben usar lupas o notar su presencia a través de las marcas que puedan dejar en hojas o tallos.
El trabajo detectivesco se realiza en un galpón refrigerado para evitar que las delicadas flores se dañen, en la zona de carga del aeropuerto.
Tulipanes, rosas de todos colores, flores tropicales exóticas como los platanillos rojos (Alpinia purpurata) o las particulares heliconias. Caja tras caja, va llegando la mercancía.
Viene principalmente de Colombia, que exporta a Estados Unidos para San Valentín casi 700 millones de flores. Le siguen Ecuador (189 millones), México (38 millones), Holanda (20 millones) y Costa Rica (10 millones).
Al lado de Putland, la inspectora Wilnette Pérez revisa ramos de rosas rojas. Con sumo cuidado, mirará primero los pétalos y el tallo. Luego volteará las flores y las golpeará ligeramente, para que caiga sobre un papel blanco cualquier insecto que pudiera estar escondido.
«Se encuentran diferentes tipos de insectos y en diferentes etapas de su ciclo de vida. En ocasiones encontramos huevos, encontramos larvas, encontramos insectos adultos, alguna mariposita», dice Pérez, sin levantar la mirada de las rosas.
Un descuido puede ser trágico. «No queremos que nuestros agricultores tengan que enfrentar una nueva peste, porque esa peste nos puede costar mucho dinero», acota Putland.
En la temporada de San Valentín de 2015, se contabilizaron 1.467 casos de enfermedades o insectos en la carga revisada en Miami.
Industria multimillonaria
Teniendo en cuenta que la industria de las flores en Estados Unidos genera 15.000 millones de dólares al año y de ella dependen 200.000 puestos de trabajo, la labor de los inspectores es «absolutamente vital», dice Gil Kerlikowske, el director del CBP, que el jueves visitó Miami.
«Las especies invasivas han causado alrededor del mundo y acá en Estados Unidos, miles de millones de dólares en pérdidas económicas y medioambientales», agregó Kerlikowske.
Hasta el domingo, el ejército de 2.400 inspectores del CBP no tendrá descanso. Y luego en mayo las escenas se repetirán: para el día de la Madre se registra el otro pico de importación de flores a Estados Unidos.