Los chinos acudieron este lunes (horario local) a templos y ferias para pedir buena salud y fortuna en el primer día del feriado del Año Nuevo Lunar. En Beijing, muchos visitaron fiestas tradicionales en parques, o como templos budistas y taoístas que ofrecían cantos y danzas, así como mercados de artesanía al aire libre.
El lunes es el primer día del Año del Mono, el noveno animal del calendario según el zodiaco chino.
El feriado dura toda la semana y se conoce como Festival de Primavera en China. Está centrado en las reuniones familiares y es un momento en que estudiantes y trabajadores migrantes regresan a sus pueblos de origen.
Es el feriado más importante del país, equivalente a la Navidad para muchos occidentales.
A pesar de que la celebración del Año Nuevo Lunar suele ser una tradición que se celebra en familia, este año la festividad que se extiende toda la semana estuvo marcada por el turismo.
La urbanización, el desarrollo del individualismo y una relativa independencia financiera, empujan a los jóvenes a esquivar ese encuentro familiar, durante el cual los padres tienden a organizar la vida de sus hijos, instándolos a casarse, a tener hijos, a cambiar de trabajo y otros consejos similares.
«No veía alternativa», dice Zhang Hao. «Mi generación, la que creció en los años noventa es la que rompe las amarras», agrega el joven estilista al referirse a este nuevo fenómeno social.
En efecto, más del 30% de los chinos que hacen turismo durante las vacaciones de Año Nuevo justifican su decisión diciendo que quieren «ir lejos de sus padres» o «que las reuniones familiares son demasiado aburridas», según un sondeo publicado por la agencia de viajes en línea Mafengwo.
En el oficialista Diario de la Juventud de China, un editorial citaba «el aburrimiento» y el «estrés» de las reuniones familiares tradicionales y la posibilidad de festejar el Año Nuevo de otra manera, en particular haciendo turismo.
En cambio, en el mismo diario, otro comentarista criticaba con vehemencia la pérdida de la tradición.