En medio de una fuerte sequía provocada por El Niño y de una emergencia sanitaria impuesta por el zika, los panameños le dan la bienvenida hoy a Momo, el rey del Carnaval.
Durante cuatro días, lujosas carrozas, personajes típicos, culecos (mojaderas) y variados espectáculos públicos tratarán de paliar el calor sofocante y las tensiones que generan la falta de agua en algunas localidades.
Ante tal situación, las autoridades adoptaron medidas para regular el uso del vital líquido y el público en esta ocasión tendrá que conformarse con apenas unas horas de mojadera al compás de la música, como señala la tradición.
Incluso en algunos lugares como el corregimiento Campana, en la provincia de Panamá Oeste, la autorización del Ministerio de Ambiente (MiAmbiente) para extraer agua del río para las actividades del Carnaval, causó disgusto y preocupación entre los residentes.
Y es que su uso en esta época de sequía es cuestionado por la comunidad, por considerar que la «medida inconsulta viene a causar más daños ambientales a los ya deteriorados sistemas hídricos del distrito», señaló una resolución del Consejo Municipal de San Carlos (Panamá Oeste) publicado en la Gaceta Oficial.
Al respecto, uno de los representantes del corregimiento, Gabriel Tuñón, dijo que debido al bajo nivel del río Capira, la situación ya es crítica para dos comunidades que cuentan con acueductos y cuyas tomas de agua se ubican en ese caudal.
Mientras, 30 ríos de las tres cuencas hidrográficas de la central provincia de Los Santos presentan una reducción en su flujo, producto de la ausencia de precipitaciones que desde hace 13 meses experimenta la Península de Azuero, una de las regiones agrícolas más importantes del país.
Pese al rechazo por el despilfarro de agua, sobre todo en las zonas afectadas por la sequía, todavía persiste en algunas personas y en los organizadores del Carnaval, el criterio de que sin culecos no es posible una sana diversión.
Sobre este último particular Erika Gutiérrez, dirigente comunitaria de Sabana Grande, en Los Santos, lamentó que el Gobierno no suspendiera esta festividad.
«Son unos irresponsables al permitir que el recurso termine de esa manera cuando hay necesidad del mismo», apuntó.
Mientras, Álvaro Maure, líder vecinal de Chitré, en Herrera, dijo que las autoridades debieron evaluar mejor este asunto antes de emitir autorizaciones para la utilización de agua en esta central provincia, al igual que Los Santos y Veraguas, donde la situación es más crítica.
Una resolución emitida por MiAmbiente permite la extracción de agua en 22 puntos ubicados en 16 cuencas hidrográficas que desembocan en la vertiente del Pacífico para estas fiestas.
Según el director nacional de Cuencas Hidrográficas, Noel Trejos, los lugares autorizados para tal fin no tendrán afectación porque cuentan con cantidad y calidad de agua, ni tampoco compite con los usos prioritarios: doméstico y agropecuario.
Medios de prensa criticaron la decisión y mostraron al menos dos ejemplos de ríos secos, donde apenas pudiera extraerse agua salada en su desembocadura cuando la marea sube, lo cual obligó a MiAmbiente a cambiar el listado de las fuentes autorizadas.
Datos estadísticos de la institución gubernamental revelaron que el 60 por ciento de las 52 cuencas hidrográficas que existen en Panamá, principalmente las del Pacífico, están contaminadas como consecuencia de la deforestación, la falta de sanidad y el desarrollo de la actividad pecuaria.
Ante este panorama desolador algunos panameños como el miembro de la Asociación Nacional de Ganaderos Luis Martínez, plantean la necesidad de analizar a futuro la permanencia de algunas tradiciones carnavalescas, de continuar registrándose sequías como la actual.
Por lo pronto la costumbre fue más fuerte que la realidad, y a pesar de la hierba amarilla que en muchos lugares rodea el paso de las carrozas, el Rey Momo verá correr el agua como antaño, aun cuando la fértil tierra panameña pide a gritos: ¡Que llueva!.