El mosquito que contagia el virus del zika parece operar como un misil de enfermedad guiado por calor. A mayor temperatura, mejor transmite el insecto su batería de peligrosas enfermedades, señalan los científicos.
Aunque es demasiado pronto como para saberlo con este brote, casos pasados de enfermedades similares dependieron de algo más que la biología. En el pasado, el clima ha jugado un papel clave, al igual que la economía, los viajes de personas, el aire acondicionado y el control antimosquitos.
Incluso el fenómeno climático de El Niño entra en el juego. Los científicos afirman que no se puede atribuir un brote a un único factor y advierten que es demasiado pronto como para relacionar este caso con el cambio climático o con un fenómeno climático concreto.
Conforme sube la temperatura, casi todos los aspectos de la biología del mosquito Aedes aegypti el que transmite el zika, el dengue y otras enfermedades se acelera cuando se trata de contagiar enfermedades, señaló el entomólogo Bill Reisen, de la Universidad de California Davis.
«Con las temperaturas altas tienes mosquitos que se alimentan con más frecuencia y tienen una mayor probabilidad de adquirir una infección. Y después el virus se replica más deprisa porque hace más calor, de modo que los mosquitos pueden transmitir más pronto en su vida», explicó. La termodinámica de los mosquitos se ve «impulsada por la temperatura».
Los puntos calientes en este brote de zika también han sido lugares donde se registraron sequías y altas temperaturas hace poco. Recife, la ciudad más grande de la región brasileña afectada por la enfermedad, registró en 2015 su trimestre de septiembre a noviembre más cálido del que se tiene registro, unos 1,2 grados centígrados (2,2 grados Fahrenheit) por encima de lo normal, según datos de la NASA.
El estado de Pernambuco, Brasil, tuvo su año más caluroso y seco desde 1998, según la agencia meteorológica estatal. Y en todo el mundo, el año pasado fue el más caluroso registrado.
Los científicos han estudiado el zika mucho menos que otras enfermedades transmitidas por mosquitos, así que a menudo acuden a los datos sobre el dengue o el chikungunya, propagados por la misma especie de mosquito. Hasta 400 millones de personas se infectan de dengue cada año y un cuarto enferma lo suficiente como para ser hospitalizado.
El brote de zika se declaró emergencia global de salud pública tras verse relacionado con deformidades en el cerebro de bebés en Sudamérica. En Brasil se han registrado varios miles de casos de microcefalia desde octubre, aunque por el momento los investigadores no han demostrado un vínculo definitivo con el virus. No hay vacuna para el zika.
En general, los mosquitos no viven mucho tiempo, quizá 10 ó 12 días de media, dijo Tom Scott, profesor de entomología y epidemiología de la Universidad de California Davis. Ese tiempo es también lo que tarda el virus en crecer en el sistema digestivo del mosquito, lo que hace contagioso al insecto y le permite transmitir la enfermedad. A menudo, el insecto muere antes de tener ocasión de contagiarla.
Un clima más cálido acelera la incubación del virus en el mosquito, que tiene sangre fría. De modo que el insecto tiene más tiempo durante su vida para ser contagioso, dijo Scott.
Además, las altas temperaturas hacen que el mosquito tenga más hambre, por lo que consume más sangre y puede contagiar a más personas a las que pica, explicaron Scott, Reisen y otros expertos. Y por lo general, la temperatura cálida aumenta la población de mosquitos.
Kristie Ebi, profesor de salud global en la Universidad de Washington, lo describió como una «erupción impulsada por la temperatura».
Ése no es el único papel que juega el clima.
El Niño, un calentamiento natural de algunas zonas del océano Pacífico que afecta al clima en todo el mundo, suele causar una sequía en el nordeste de Brasil, como el año pasado. Al Aedes aegypti le va bien en zonas poco desarrolladas durante las sequías porque vive en zonas donde la población empobrecida almacena agua en contenedores al aire libre, apuntó Jonathan Patz, director del instituto de salud global en la Universidad de Wisconsin.
«Como con todos los virus transmitidos por mosquitos, el clima es uno de los muchos factores que influye en el contagio del zika«, dijo Andy Monaghan, científico que trabaja en impacto del cambio climático en la salud pública en el Centro Nacional de Investigación Atmosférica. «Creo que es demasiado pronto como para decir nada sobre el papel del cambio climático en el actual brote de zika».
Sin embargo, Monaghan presentó este año una publicación ante la convención anual de la Sociedad Meteorológica de Estados Unidos que predecía que en algún momento, el Aedes aegypti «avanzará hacia el norte en Estados Unidos debido al calentamiento futuro, lo que expondría a la gente al mosquito de forma periódica y estacional en estados como Missouri, Tennessee, Kentucky, North Carolina, Virginia y D.C.».