Perú inició el jueves la celebración de sus carnavales en los Andes que se extenderán hasta la segunda semana de febrero con cientos de danzantes en una ciudad importante del sureste vestidos con ropas multicolores típicas de los pueblos rurales. «Coincide con la época de la siembra, de las lluvias, los cultivos se fortalecen aparecen los primeros frutos», dijo a la AP la antropóloga Rosa López directora de la secretaría de Turismo de la región Ayacucho, ubicada a 331 kilómetros al sureste de Lima.
Añadió que «también es la época donde la fertilidad humana está en su apogeo por eso nueve meses después con frecuencia nacen niños».
La violencia en Perú entre 1980-2000, que enfrentó en zonas rurales al grupo maoista Sendero Luminoso con los militares, produjo desplazamientos de campesinos que llegaron a las ciudades urbanas en busca de refugio. Ellos o sus hijos también participan del carnaval.
Gianfranco Bustamante, de 4 años, era uno de los participantes. Vestía de capataz agrícola con un disfraz valorizado en 150 dólares que incluía un sombrero negro, una capa una piel de venado que llegaba hasta sus rodillas y una honda confeccionada con lana de cordero.
Según los expertos, los carnavales se comenzaron a difundir en los Andes en el siglo XVI con la llegada de los españoles, pero se mezclaron con otros ritos indígenas relacionados a la siembra y la lluvia.
A mediados de este mes un campesino murió y cinco resultaron heridos en un enfrentamiento ritual a pedradas que se remota a la época de los incas, informaron las autoridades médicas.
El señor Daniel Huayta Ccoa, de 29 años, murió por traumatismo encefalocraneano grave. Recibió golpes de piedras en la zona frontal y occipital del cráneo, dijo Carmen Umeres, vocera del hospital de Sicuani, ubicado en las montañas de la región Cusco, a 1.344 kilómetros al sureste de Lima.
Afirmó que el enfrentamiento entre casi cien campesinos quechuas se produjo en la víspera en una zona rural descampada de la provincia de Canas, a casi 5.000 metros sobre el nivel del mar, en un ritual llamado Chiaraje.
Juan Ossio, profesor principal de antropología andina de la Pontificia Universidad Católica de Perú, dijo que el Chiaraje es una batalla ritual para limar las asperezas del año, donde participan los hombres con hondas que arrojan piedras y en medio de la euforia hay heridos y a veces muertos se cree que la sangre que cae al piso fertiliza la tierra.
Algunos van a caballo con látigos y la gran mayoría a pie vestidos con trajes de colores y adornados con flores. Insultan y se burlan de sus rivales en quechua y el otro grupo responde de igual forma.
Es una batalla ritual porque ya se sabe que un grupo gana en el primer tiempo y el otro gana en el segundo tiempo, explicó Ossio. Durante el intermedio, por lo general después del mediodía, los participantes comen papas, carne de cordero, alpaca y se bebe gran cantidad de licor. Las mujeres ayudan a llevar las piedras por el campo de batalla y animan a sus hijos, maridos o hermanos.