Australia esperaba lluvias para refrescarse del calor de las últimas semanas, pero escasean, con un clima más seco y cálido que aumenta la vulnerabilidad a los incendios forestales. Desde noviembre, el país sufre incendios que causaron nueve muertos y arrasaron cientos de viviendas.
En Australia Meridional, varios testigos describieron «escenas apocalípticas» y en el estado colindante de Australia Occidental, los habitantes hablan de «infierno».
Unos siniestros cada vez más preocupantes y erráticos para los bomberos.
«Los incendios parecen volverse más intensos, más difíciles de combatir, de prever. (…) Esto tiene consecuencias para la estrategia de lucha» contra ellos, afirma Darin Sullivan, un bombero con 25 años de oficio.
Según los climatólogos, el riesgo de fuego aumenta con la subida de las temperaturas y la bajada de las precipitaciones en el sur.
Tres de los cinco años más cálidos registrados en Australia fueron los últimos, según la Oficina de Meteorología (BOM). El peor, 2013.
«Los estudios demuestran que el número de días de alto riesgo para los incendios aumentó en el sur y el este de Australia«, explica a la AFP Blair Trewin, climatólogo de BOM.
«Está claro que la estación de los incendios se alargó. Hay más días de riesgo en primavera y en otoño, además de los del verano».
El ex primer ministro Tony Abbott, bastante escéptico sobre el calentamiento global, afirmó en el verano tórrido de 2013/2014 que el calor «es sencillamente parte integrante de la vida en Australia».
Australia es, por citar una frase célebre, una tierra de «sequía y lluvias torrenciales», añadió el primer ministro, en referencia al poema «Mi país» de la poetisa y escritora Dorothea Mackellar.