El papa Francisco invitó este jueves al circo de Roma a unos 2000 indigentes, refugiados, grupo de detenidos y una muchedumbre de niños gitanos a una tarde dedicada al arte y la magia del circo.
La invitación del papa al Ronny Roller Circus llegó a través de la Limosnería Apostólica del Vaticano, la cual organizó el traslado de los invitados del pontífice, quienes estuvieron acompañados por voluntarios y equipos de médicos y enfermeros.
«Eso es bueno para el alma. Necesitamos belleza», comentó Francisco el año pasado al recibir para una audiencia especial a los artistas de circo.
La tarde al circo debería servir como «alivio a nuestros hermanos más pobres para que puedan superar las pruebas y dificultades de la vida que a menudo nos parecen insuperables», explicó en un comunicado la oficina del Vaticano responsable de las obras de caridad del papa Francisco.
Un servicio médico móvil fue instalado en frente de la enorme carpa para atender consultas y un refrigerio fue ofrecido al final del espectáculo.
Según la página Vatican Insider, la flota de buses de la Santa Sede, que se utiliza normalmente para transportar a los prelados, fue empleada para llevar a los espectadores.
«Ha sido una gran emoción para nosotros», confesó la dueña del circo, Daniela Vassallo a Radio Vaticano, tras recordar que como los indigentes la gente del circo suele ser también marginada por la sociedad.
«Sabemos que son personas a las que podemos hablarles, que reciben el mensaje. Entran titubeantes y se van con una sonrisa» comentó.