El Gobierno alemán anunció una reforma para agilizar la expulsión de extranjeros que hayan cometido delitos, en medio de la alarma por los abusos sexuales y robos masivos registrados la pasada Nochevieja y entre cuyos presuntos autores hay peticionarios de asilo.
Las llamadas a no instrumentalizar lo ocurrido en Colonia y otras ciudades alemanas a favor de la ultraderecha se sucedieron ayer desde el Ejecutivo de la canciller Angela Merkel, junto con el anuncio de medidas para mejorar la protección a la mujer frente a estos delitos.
Todo extranjero que incurra en abusos sexuales, contra la vida, la integridad física o la propiedad deberá contar con la posibilidad de ser expulsado del país, anunciaron los ministros de Interior y Justicia, Thomas de Maizière y Heiko Maas, respectivamente.
El propósito del Gobierno es agilizar los procesos de expulsión de quienes hayan sido condenados en firme a penas, en principio, de un mínimo de un año por delitos que van del homicidio a lesiones físicas, violaciones, acoso sexual o robo con reincidencia.
Incluso en caso de que la pena recibida sea inferior a un año puede abrirse un proceso de expulsión, precisó De Maizière, de considerarse que ello es de «especial interés» para el Estado alemán.
En la misma línea, podrán perder el derecho a asilo los solicitantes condenados a una pena de más de un año y que supongan un peligro para la comunidad.
Hasta ahora, se consideraba que la pena mínima para abrir un proceso de expulsión era de dos años y siempre bajo la prerrogativa de que se tratara de casos de especial gravedad o gran reincidencia.
Antes de procederse a la expulsión, matizó el titular de Interior, se evaluará la situación particular de cada persona, su grado de arraigo en Alemania y si está expuesto a algún peligro en su país de origen.
La medida no se dirige específicamente a peticionarios de asilo o refugiados, sino a todos los extranjeros que delincan, y responde a la tensión política y social creada tras el caos de la pasada Nochevieja.
En Alemania, país al que entraron el año pasado 1.1 millones de solicitantes de asilo, viven 8.2 millones de extranjeros, el 10 % de la población, según cifras oficiales del 2015 que no incluyen las últimas oleadas de refugiados.