La irrupción de un comando armado en un pueblo enclavado en las montañas de Guerrero, al sur de México, derivó en un enfrentamiento que dejó seis personas muertas, entre ellos un menor de edad, informó el miércoles una autoridad estatal. Una docena de pistoleros arribaron durante la madrugada de este miércoles a Quetzalcoatlán de las Palmas, un pequeño poblado enclavado en la montaña baja de Guerrero, e ingresaron violentamente a las casas intimidando a los pobladores.
Integrantes de una familia de la localidad, ubicada en el municipio de Zitlala, intentaron frenar la incursión desatándose un enfrentamiento, dijo a la AFP un funcionario de la Secretaría de Seguridad Pública de Guerrero, que pidió el anonimato.
Sin embargo, los invasores traían armas de grueso calibre que superaban el poder de fuego de los pobladores, señaló.
«Hubo seis muertos ya identificados como miembros de la familia Lara», indicó el funcionario. Uno de los fallecidos tenía 14 años.
Los pistoleros podrían ser integrantes de la banda de Los Ardillos, una organización criminal que controla en esa zona la ruta por donde los narcotraficantes bajan y trafican la goma de opio, producida en la parte alta de esas montañas, consideró la fuente.
Los cuerpos de las seis personas fallecidas fueron hallados por las autoridades en el camino de acceso al pueblo.
Zitlala, un municipio a donde se llega por un angosto y sinuoso camino, se ubica a 50 km de Ayotzinapa, la escuela para maestros rurales en la que estudiaban los 43 jóvenes desaparecidos en septiembre de 2014.
El alcalde de Zitlala, Roberto Zapoteco Castro, dijo la prensa local que desde hace un mes había solicitado apoyo tanto los gobiernos estatal y como federal, para fortalecer la seguridad en su municipio.
La alcaldía informó también que los fallecidos son velados en el auditorio del centro del municipio, a donde se trasladaron unas 50 personas de Quetzalcoatlán de las Palmas, porque temen que los agresores regresen a su pueblo.
La disputa entre las organizaciones criminales por el acopio y trasiego de goma de opio, entre otras actividades delictivas, ha convertido a Guerrero, que es una de las regiones más pobres de México, en el estado con los mayores índices de homicidios del país.