Un policía egipcio será juzgado por haber matado a golpes a un veterinario en prisión, indicó el domingo una fuente judicial, después de que los casos de policías acusados de torturas se multiplicaran las últimas semanas.
Los fiscales ordenaron la remisión ante el tribunal de Mohamed Ibrahim, después de inculparle por haber golpeado hasta la muerte a un veterinario en noviembre en la ciudad de Ismailía (noreste), cerca del canal de Suez.
Ibrahim está acusado también de haber detenido ilegalmente al veterinario y de haber falsificado documentos oficiales para acusarle sin razón de tráfico de droga.
Organizaciones de defensa de los derechos humanos acusan con frecuencia a la policía y a los miembros de los servicios secretos egipcios de maltratar, torturar y asesinar a detenidos, exacciones que generalmente quedan impunes.
El 3 de diciembre, el presidente Abdel Fatah al Sisi afirmó que todo policía «responsable» deberá «rendir cuentas».
Es la tercera vez en menos de un mes que la justicia egipcia condena a agentes acusados de tortura.
El sábado, el tribunal penal de Tanta, en el delta del Nilo, condenó a dos policías a cadena perpetua por haber golpeado hasta la muerte a un detenido en una comisaría en octubre de 2014.
El 12 de diciembre, dos policías fueron condenados a cinco años de prisión por haber matado a golpes a un abogado en una comisaría del Cairo.
Dos días antes, un tribunal condenaba a un oficial de policía a cinco años de cárcel por torturar hasta la muerte a un sospechoso en el norte de Egipto.
La justicia egipcia anunció también que 13 agentes serán juzgados el mes que viene por la muerte de un detenido en Luxor (sur).
La violencia policial fue uno de los principales detonantes de la revuelta en Egipto, que pronto celebrará su quinto aniversario.
Desde 2013 y la destitución por el ejército del presidente islamista Mohammed Mursi, más de mil de sus partidarios murieron y unos 15.000 simpatizantes fueron encarcelados en centros de detención donde las torturas son habituales.
El ministro del Interior afirmó que no apoya la tortura, pero admitió casos «individuales» de abusos.