Las protestas estallaron el 12 de noviembre cuando el gobierno etíope anunció un plan de deforestación vinculado a un proyecto de inversión.
Al menos 75 personas han muerto en las últimas semanas a manos de las fuerzas de seguridad etíopes, que abrieron fuego contra manifestantes en la región de Oromia, según denuncia la organización de defensa de derechos humanos Human Rights Watch.
Las protestas estallaron el 12 de noviembre en la pequeña ciudad Ginchi, a 80 kilómetros de la capital Addis Abeba, cuando las autoridades etíopes anunciaron un plan de deforestación vinculado a un proyecto de inversión. Las manifestaciones se extendieron después por toda la región de Oromia.
Según Human Rights Watch, el 15 de diciembre el Gobierno etíope denunció que los manifestantes están «directamente relacionados con las fuerzas que recibieron asignaciones de grupos terroristas extranjeros», y advirtió que los servicios antiterroristas del país tomarán las medidas oportunas.
La percepción de los manifestantes como terroristas y el uso de fuerza supone «una escalada muy peligrosa de una situación ya inestable», denuncian los activistas.