Defensores de los derechos humanos pidieron el miércoles una investigación sobre una operación del ejército de Nigeria contra una secta chií en la que supuestamente murieron cientos de personas. La masacre ha conmovido a la nación africana.
Los detalles sobre el violento episodio en Zaria se han conocido con lentitud, y las tres zonas atacadas en la localidad norteña seguían acordonadas el martes, sin que se permitiera la entrada o salida de personas.
En un comunicado difundido el martes por la noche, Amnistía Internacional dijo que el tiroteo contra miembros del grupo chií en Zaria «debe ser investigado con urgencia… y cualquiera que sea declarado responsable de muertes ilícitas debe ser llevado ante la justicia».
«Aunque la cifra final de muertos no está clara, no hay duda de que se ha producido una pérdida de vidas considerable a manos del ejército», afirmó el director de Amnistía Internacional en Nigeria, M.K. Ibrahim.
El suceso es otro golpe para la nación más poblada de África, que ya sufre una insurgencia iniciada hace seis años por Boko Haram, un violento grupo islamista enfrentado con los chiíes y otros que se oponen a sus opiniones extremistas.
Los soldados se llevaron el lunes unos 200 cuerpos de los alrededores del líder de la secta, Ibraheem Zakzaky, indicó el portavoz del Movimiento Islámico Chií en Nigeria, Ibrahim Musa. El propio Zakzaky resultó herido de gravedad y las autoridades no han difundido su paradero, señaló el vocero, y había otros cientos de cadáveres en la morgue. Activistas de derechos humanos han afirmado que cientos de personas, y quizá incluso un millar, murieron en el asalto.