Un día después que casi dos centenares de naciones aprobaron el primer acuerdo universal para librar al planeta de los combustibles fósiles y desacelerar el calentamiento global, los participantes empezaron a sopesar el domingo lo que costará llevarlo a cabo.
Según los técnicos, hará falta impedir que más de 7.000 millones de toneladas de anhídrido carbónico salten a la atmósfera para cumplir con los términos del acuerdo.
Los firmantes se comprometieron a limitar el calentamiento global a un solo grado centígrado (1.8 Fahrenheit) respecto de la temperatura actual, y a la mitad, de ser posible.
Otro objetivo más impreciso es que, en algún momento en la segunda mitad del siglo, las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por los seres humanos que incluyen metano y otros gases, como también anhídrido carbónico no excedan la cantidad que absorbe la naturaleza. El ciclo de carbono en la Tierra, que es complejo y variable, debe volver a equilibrarse.
En la práctica, eso significa que el mundo debe emitir prácticamente ningún gas contaminante para el 2070 para lograr el primer objetivo, o para el 2050 para concretar el más ambicioso, dijo John Schellnhuber, director del Instituto Potsdam para la Investigación sobre Cambio Climático en Alemania.
Según Joeri Rogelj, del Instituto Internacional para el Análisis de Sistemas Aplicados, en Austria, el objetivo de limitar el calentamiento en otro medio grado centígrado (0.9 F) probablemente es imposible. Quizás lo mejor a lo que se pueda aspirar es sobrepasar esas temperaturas en unas pocas décimas de grado y después, paulatinamente, a lo largo de décadas como mínimo, retrotraer a la temperatura objetivo.
Eso podría requerir lo que se llama emisiones negativas. Es cuando el mundo una combinación entre tecnología y naturaleza elimina más anhídrido carbónico del aire de lo que produce la humanidad. Casi el 90% de los planes para establecer una temperatura más segura en el mundo involucra esa retracción, aunque no es muy realista por ahora, comentó Kevin Anderson, subdirector del Centro Tyndall para la Investigación sobre Cambio Climático.
Las emisiones negativas requieren más bosques, quizás sembrar el océano, o acaso una tecnología que absorba carbono del aire y lo almacene bajo tierra. Una mayor biomasa de bosques requiere enormes superficies terrestres, y la captura directa del carbono del aire es costosa, aunque con un esfuerzo sostenido de investigación posiblemente podría conseguirse a menos de 100 dólares por tonelada métrica, dijo el profesor de ingeniería Granger Morgan de la Universidad Carnegie Mellon.
Casi todas las naciones acordaron planes de acción individuales de reducir o al menos desacelerar el crecimiento de la contaminación de carbono en la próxima década más o menos. Las naciones más ricas, como Estados Unidos, Japón y Europa, prometieron concretar las reducciones inmediatamente. Los países en desarrollo que dicen necesitar los combustibles fósiles para salir de la pobreza prometieron reducir la tasa de crecimiento por ahora, para cortarla después.
China, el mayor contaminante con carbón, deberá hacer los cortes más profundos. Pero desde 1870, Estados Unidos es responsable por el 18% de la contaminación mundial por carbón, en comparación con 13% de China. En total, para que el mundo logre su nuevo objetivo, las emisiones mundiales de anhídrido carbónico deberán llegar al tope para el 2030, quizás antes, para después declinar prácticamente a cero, dijeron los expertos. Sin ningún esfuerzo por limitar el calentamiento global, la temperatura mundial aumentaría 3,5 grados centígrados (6.3 F) para el 2011, según Clima Interactivo.