Isobel Bowdery es una de las supervivientes a los atentados de París y ha querido compartir su historia a través de las redes sociales. En una carta abierta en su Facebook, Isobel cuenta cómo sobrevivió a la matanza que ocurrió en la sala Bataclan, donde perdieron la vida unas 90 personas.
No ella, que salió ilesa gracias a que se hizo la muerta. «Me hice la muerta.
Me quedé inmóvil durante una hora, sin moverme, sin ni siquiera respirar. En aquellos momentos solo pensaba en las personas a las que amo, pensaba en el modo de decirles que les quiero. He sobrevivido, pero 89 personas no han tenido la misma suerte que yo».
Isobel, de 22 años, escribe que «estas cosas nunca piensas que te pueden pasar a tí». «Era solo una fiesta del viernes, un concierto de rock en el que la gente se divertía, bailaba, cantaba y era feliz», relata.
Por todo ello, esta sudafricana cree que «aquellas imágenes me perseguirán para toda la vida. Recuerdos de depravación del ser humano, de ninguna consideración por la vida». Sin embargo, da las gracias a todos aquellos que la ayudaron en aquellos fatídicos momentos.
«Ser sobreviviente de este horror me permite ser capaz de arrojar luz sobre los héroes. Para el hombre que me tranquilizó y puso su vida en riesgo para tratar de cubrir mi cerebro mientras yo gemía, a la pareja cuyas últimas palabras de amor me mantuvieron creyendo el bien en el mundo, a la Policía que realizó el rescate de cientos de personas, a los desconocidos que me recogieron en la carretera y me consolaron durante los 45 minutos porque realmente creía que el chico que amaba estaba muerto, al hombre herido que yo había confundido con él y después de reconocer que él no era, me agarró y me dijo que todo iba a estar bien a pesar de estar solo y asustado, a la mujer que abrió sus puertas a los sobrevivientes, a la amiga que me ofreció refugio y se fue a comprar ropa nueva, así no tenía que llevar esta ropa con sangre manchada.
A todos ustedes que han enviado mensajes de apoyo, ustedes me hacen creer que este mundo tiene el potencial para ser mejor». Y se despedide con un deseo: «Nunca hay que dejar que esto suceda de nuevo».
Agencias