Al mejor estilo de sicarios, un delincuente aun no identificado por la policía a sangre fría y casi a quema ropa, le propino un certero balazo en la cabeza a un joven quien fue identificado como Roberto Carlos Sosa Rivera de 23 años, cuando se encontraba afuera de su vivienda de la terminal de la ruta 111, cuatro cuadras al sur, una cuadra arriba en los Laureles norte.
Familiares al verlo en medio de un charco de sangre, con la esperanza de salvarle la vida, lo trasladaron en un vehículo particular a emergencias del hospital Alemán, lamentablemente según galenos de turno en el camino se rindió ante la muerte pues ya iba sin signos vitales.
De manera extraoficial se presume que el móvil del crimen se trato de un ajuste de cuentas por viejas rencillas, descartándose el robo, pues no lo despojaron ni de su celular, sin embargo las verdaderas causas son investigadas por agentes policiales del distrito seis.
El hoy occiso era originario de Rosita en el atlántico norte y lamentablemente deja en la orfandad a un niño de apenas cuatro añitos.
Benedicto Balmaceda