Centenares de familias se movilizaron al cementerio municipal de Nandaime, a visitar a sus deudos quienes duermen el sueño eterno.
Muchos de estos viajan a de otros municipios para estar un día en el campo santo.
Manojos de flores, coronas artificiales otras con flores naturales, son vendidas por los comerciantes a precios económicos, para que la población pueda adornar las tumbas.
Las autoridades municipales pintaron y arreglaron unas 25 tumbas donde están los restos de combatientes históricos de Nandaime.
En este campo santo es notorio ver desde niños hasta ancianos, entrando y saliendo, llevando sus arreglos florales como una tradición nacional.
Giovanny Sevilla