Una ruidosa manifestación estalló durante los Juegos Mundiales Indígenas, en la que nativos brasileños molestos por una controversial propuesta de demarcación territorial invadieron la arena deportiva.
Varios cientos de manifestantes indígenas llenaron el campo y pista del estadio el miércoles durante la competencia de 100 metros, lo que obligó a suspender las actividades deportivas del día.
Los manifestantes están enojados por una propuesta de enmienda constitucional que pondría la demarcación de territorios indígenas en manos del Congreso de Brasil, el cual está influenciado por cabilderos del sector privado agrícola que han luchado contra las reservas indígenas en el pasado. Actualmente, esa facultad recae en el poder ejecutivo.
Una comisión en la Cámara de Diputados aprobó la propuesta la tarde del martes. Ésta debe pasar por el pleno del Senado y ser firmada por la presidenta Dilma Rousseff para convertirse en ley.
Empuñando carteles escritos a mano contra la propuesta, aproximadamente 100 manifestantes pasaron velozmente al lado de guardias de seguridad e invadieron el campo de las competencias deportivas en el estadio de Palmas. Otros cientos se unieron al grupo como espectadores y los alentaron.
El anunciador del estadio inicialmente no tomó en cuenta a la masa de manifestantes ataviados con plumas y pintura corporal, y algunos empuñando flechas y arco, pero era imposible pasarlos por alto.
Narube Werreria, una mujer joven de la nación Karaja, ingresó al área VIP y tomó el micrófono para hacer un encendido ataque contra la propuesta.
«Cuando nosotros estábamos aquí en los juegos, ellos estaban allá en el Congreso coludiendo para robar nuestra tierras», gritó. «Pronto no habrá más pueblos indígenas, no más selva, no más animales».
La protesta fue estruendosa, pero pacífica. Después de aproximadamente 20 minutos, los manifestantes dieron la vuelta y salieron tranquilamente del estadio.
La multitud de alrededor de 2.000 espectadores abucheó cuando organizadores de la competencia deportiva anunciaron el fin de las actividades del día, invitando a la multitud a regresar el jueves.
El panameño César Cires iba a participar en una demostración de los juegos tradicionales de su pueblo ngabe-bugle, pero su evento estuvo entre las actividades suspendidas.
No obstante, Cires dijo que apoyaba a los manifestantes.
«Viajamos un camino largo para estar aquí, así que es un poco desilusionante», comentó. «Pero nosotros, como pueblo indígena, comprendemos la situación difícil de nuestros hermanos brasileños. La próxima vez nosotros también nos uniremos a la protesta».
PALMAS, Brasil (AP)