Dos encuestadores murieron tras ser linchados y quemados por una turba en el último de una serie de incidentes similares registrados en el estado de Puebla, México, en los últimos meses.
José Manuel González, secretario de Seguridad Pública del municipio de Ajalpán, explicó a un canal de televisión local que los fallecidos el lunes en la noche «estaban realizando unas encuestas» cuando la policía local recibió llamadas de habitantes de la localidad que se quejaban de que unos extraños «hacían muchas preguntas».
Según el policía, «cuando nos acercamos al lugar. Había mucha gente rodeándolos. Empezamos una negociación y explicamos que íbamos a poner a disposición a esas personas».
«Eran de una universidad. Eran del Distrito Federal, (capital del país). Una de esas personas habló con su jefe, que traían todos los documentos pero la gente ya no esperó», agregó el agente.
Los trasladaron a la sede de la presidencia municipal, donde se encuentran los calabozos de la policía local. Detener a quienes son acusados por los pobladores de cualquier hecho extraño, ya sea de robar niños o viviendas, sea cierto o falso el rumor, suele ser la única manera de evitar un linchamiento. Pero en casos como el del lunes en Ajalpán, ni siquiera eso es suficiente.
En vídeos que muestran lo sucedido se observa a cientos de personas entre los que se incluyen mujeres y hombres muy jóvenes rodeando el edificio municipal y reclamando la entrega de los detenidos. También se ve que la policía local, totalmente desbordada por la multitud, trata de hacerles frente con equipamiento anti disturbios pero no consigue disolver al copioso grupo de asaltantes que arrastra hasta el centro de la plaza a los detenidos. Una vez allí, inconscientes tras los golpes recibidos, los queman bajo un montón de papeles y basura mientras cientos de personas miran tranquilamente la escena.
La prensa local del estado de Puebla recoge intentos de linchamiento que la policía logra detener cada semana. Pero en muchas ocasiones, se ve superada por los habitantes y no puede más que limitarse a mirar.
En otras ocasiones atan a los acusados de robar a postes y árboles donde les golpean hasta matarlos y queman si la policía no consigue llegar antes para impedirlo.
En octubre de 2014 la alcaldía de Ajalpán ya había sido incendiada en un hecho similar después de que la policía tratara de proteger de una turba que perseguía a varios acusados de un delito.
MÉXICO – AP