Suecia, adonde llegan miles de demandantes de asilo cada semana, afronta una ola de incendios, en su mayoría de origen criminal, en los centros de acogida para refugiados, según las autoridades.
Unos 15 centros de acogida y apartamentos que alojan a migrantes sufrieron incendios desde el pasado 1 de enero.
Agentes locales llevan a cabo las investigaciones sobre esos siniestros, pero la oficina central de la policía judicial podría intervenir si se comprueba la existencia de un vínculo entre los distintos casos, indicó una portavoz policial, Carolina Ekéus, a la AFP.
El último incendio se declaró en la madrugada del martes en Munkedal, ciudad tranquila de 10.000 habitantes, en el suroeste de Suecia.
El fuego no causó ningún herido entre los 14 residentes del edificio, que fueron realojados.
«Tuve miedo a morir, era horrible, pero ahora estoy bien, estoy en seguridad», dijo Ahmet, refugiado somalí, a la radio pública SR.
En al menos una decena de casos, no hay ninguna duda sobre la intención criminal del incendio.
El 19 de junio, alguien lanzó dos cócteles Molotov sobre un centro de acogida de migrantes. El 16 de agosto, una cruz cristiana fue incendiada cerca de otro refugio, y el mismo día, un centro tuvo que ser evacuado después de que se descubriera una bolsa con líquido inflamable.
Estocolmo, Suecia | AFP