Algunos funcionarios rusos están sopesando algo inconcebible en la tierra del vodka: prohibir la venta de alcohol una vez por semana en las dos principales ciudades del país.
Aunque la iniciativa está en pañales, tanto la directora de la agencia nacional de protección al consumidor como un miembro superior de la Cámara Pública, el organismo consejero del Kremlin, tomaron la idea en cuenta entre reportes de la prensa de que los gobiernos de las ciudades de Moscú y San Petersburgo consideran seriamente la posibilidad.
La gran atención mediática fue enfatizada por la paradoja del alcohol en Rusia: aunque puede ser gran parte de la identidad del país como la nieve, también es un problema serio. Su consumo excesivo se menciona como uno de los factores principales en el alto índice de mortalidad de Rusia: la expectativa de vida para los varones nacidos en el 2006 es de sólo 61 años, de acuerdo con un informe del Programa de Desarrollo de la ONU.
Un legislador municipal en San Petersburgo, Andrei Anokhin, atrajo la atención esta semana al decir que el concejo municipal consideraba prohibir la venta de alcohol los miércoles. Luego, un legislador moscovita informó que la capital rusa discutiría una medida similar.
El legislador Alexei Mishin después aclaró que no fue bien citado y que sólo sugirió que el viernes sería un «día de abstinencia» más apropiado, cuando la población se prepara para los vicios del fin de semana.
«Por supuesto que apoyamos la idea. Y la apoyaremos hasta que entre en vigor», dijo la directora de la agencia de protección al consumidor Rospotrebnadzor, Anna Popova, citada por la agencia noticiosa Tass.
MOSCÚ (AP)