En vista de que los más jóvenes utilizan más sus celulares para enviar mensajes de texto que para hablar, grupos de prevención de suicidios en Estados Unidos han establecido nuevas fórmulas para que adolescentes angustiados puedan buscar ayuda a través de las nuevas tecnologías.
El suicidio es la segunda causa de mortalidad entre adolescentes y adultos en edad universitaria, lo que convierte esta iniciativa de mensajería de texto iniciada este mes por el grupo Samaritans Inc. de Massachusetts como complemento a la tradicional línea de ayuda telefónica en natural, dijo su director ejecutivo, Steve Mongeau.
Casi 5.300 residentes estadounidenses de menos de 24 años terminaron con sus vidas en 2013, el dato más reciente disponible, según la Asociación Americana de Suicidiología, con sede en Washington. El último reporte del Departamento de Salud Pública de Massachusetts al respecto mostró que 90 residentes en el estado, de edades comprendidas entre los 5 y los 24 años, se quitaron la vida en 2012.
«Queremos que, como personas que necesitan ayuda, puedan usar la plataforma de comunicación con la que se sientan más cómodos», dijo Mongeau, apuntando que Samaritans es la primera organización de prevención de suicidios de Massachusetts que ofrece la opción de los mensajes de texto.
El departamento encargado de los veteranos estadounidenses cuenta desde hace años con esta opción.
El National Suicide Prevention Lifeline también ofrece el servicio en muchos de sus más de 160 centros de crisis en todo el país. La organización apunta que casi el 40% de quienes contactaron con ellos a través de su chat online en busca de ayuda afirmaron que no se sentirían cómodos haciéndolo por teléfono.
La gente joven puede no ser capaz de articular sus sentimientos en una conversación telefónica, dijo Jill Harkavy-Friedman, médico y vicepresidenta de investigación de la America Foundation for Suicide Prevention. Sus emociones son más claras en una conversación de texto, agregó.
Por el momento unos pocos han empleado ya el servicio, reconoce Mongeau, a pesar de que el colectivo aún está intentando publicitarlo. Con el tiempo espera entablar unas 300 conversaciones de texto diarias, o casi el mismo número de llamadas telefónicas que se reciben diariamente.
«La gente solo quiere alguien en quien confiar sin ser juzgado», dijo.
BOSTON (AP)