La policía buscaba el viernes una explicación al ataque que dejó el jueves 10 muertos -entre los cuales el tirador- y siete heridos en una universidad del oeste de Estados Unidos, mientras los primeros relatos de los vecinos describen al agresor como un joven taciturno.
La policía investiga «puerta a puerta, inspecciona los barrios para intentar encontrar más información sobre este acto horrendo», declaró el viernes el alguacil del condado local, John Hanlin.
«Fueron a la casa del atacante. Pero es demasiado pronto para decir cuál era su motivación», añadió.
El alguacil se negó a decir el nombre del tirador, que murió en un intercambio de disparos con la policía en el lugar del ataque, el campus del Umpqua Community College.
Varios medios estadounidenses lo identificaron como Chris Harper Mercer, de 26 años. Aparentemente no era estudiante del centro universitario.
Hanlin no confirmó los testimonios que indicaron que éste habría preguntado a los estudiantes si eran cristianos antes de dispararles.
La Policía prohíbe el acceso al apartamento donde vivía el presunto atacante.
Pero los vecinos estaban impactados.
Tras la tragedia, el presidente Barack Obama, visiblemente irritado, pidió nuevamente establecer controles a las armas.
«Nuestros pensamientos y oraciones simplemente no son suficientes», lanzó el presidente Obama, con rostro duro, llamando nuevamente al Congreso a legislar sobre la utilización de las armas de fuego.
«De alguna forma esto se ha tornado rutina», lamentó. «No puede ser tan fácil para alguien que quiere dañar a otros acceder a un arma».
«Cada vez que ocurra un drama como este repetiré (…) que debemos cambiar nuestras leyes», enfatizó.
La noche del jueves decenas de personas se reunieron en Roseburg, noroeste de Estados Unidos, en una vigilia para orar, en muchos casos entre lágrimas, por los fallecidos y heridos.
Roseburg, Estados Unidos | AFP