Setenta años después de los bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki, dos hospitales de la Cruz Roja japonesa siguen atendiendo a miles de personas que padecen secuelas de esos ataques.
Dichos hospitales atendieron el año pasado a 4.657 víctimas de la explosión en Hiroshima y a 6.030 de la ocurrida en Nagasaki, informó hoy la Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja (FICR) en un comunicado.
Se calcula que varios miles de esas personas seguirán necesitando atención por enfermedades vinculadas con la radiación en los próximos años.
En total, entre los dos centros sanitarios han hospitalizado a 2,6 millones de personas por secuelas relacionadas con la radiación.
Con respecto a las dolencias, desde su apertura en 1956, el 63% de los decesos registrados en el hospital de Hiroshima fueron consecuencia de distintos tipos de cáncer. Entre ellos de pulmón (20%), estómago (18%), hígado (14%), leucemia (8%), intestinal (7%) y linfomas malignos (6%).
En el hospital de Nagasaki, que empezó a funcionar en 1969, los fallecidos por cáncer representaban, hasta marzo de 2014, un 56%.
Según la Cruz Roja, la incidencia de leucemia entre los supervivientes de los bombardeos fue entre cuatro y cinco veces mayor que el de las personas no expuestas a radiación durante la primera década, y disminuyó posteriormente.
Además, los niños de menos de 10 años que fueron expuestos a la radiación en 1945 padecieron más tarde un tipo de leucemia (MDS) que normalmente se da en personas de edad avanzada y con un índice cuatro veces mayor que el de la media.
Asimismo, los niños supervivientes han experimentado una tendencia a padecer tipos de cáncer desarrollados de forma separada, síntoma que la Cruz Roja atribuye a la exposición de todo el cuerpo a la radiación en el momento de la explosión.
Por otro lado, los efectos psicológicos de los bombardeos siguen afectando incluso a los supervivientes que no han tenido secuelas físicas. Algunos de los trastornos más comunes incluyen la inestabilidad psicológica, la depresión y el estrés postraumático.
«Esta conmemoración nos recuerda las consecuencias humanitarias indiscriminadas que tienen las armas nucleares», denunció Tadateru Konoé, presidente de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja.
La Cruz Roja calcula que 200.000 sobrevivientes de los bombardeos atómicos siguen aún con vida.