CIUDAD DEL VATICANO (AP) El papa Francisco criticó el lunes el aborto por ser una evidencia de la «cultura del desecho» que se deshace de la comida igual que de la gente y aseguró que esa mentalidad es una amenaza a la paz mundial.
Francisco también pidió mayor respeto a los migrantes y denunció la persecución hacia los católicos en Asia, África y el Medio Oriente en su análisis de crisis mundiales presentado a los diplomáticos acreditados ante la Santa Sede.
Tras decir que el hambre es una amenaza a la paz mundial resaltó que no sólo la comida sino que los seres humanos a menudo son considerados innecesarios.
«No podemos ser indiferentes ante aquellos que sufren hambre, especialmente los niños, cuando pensamos en cuánta comida se desperdicia todos los días en muchas partes del mundo inmersas en lo que a menudo he llamado ‘cultura del desecho»’, señaló Francisco.
Esa cultura también afecta a los niños no nacidos, agregó. «Por ejemplo, es espantoso pensar que hay niños víctimas del aborto quienes nunca verán la luz del día», dijo. El papa ha hecho pocas declaraciones acerca del aborto bajo el argumento de que la doctrina de la iglesia en esa materia es bien conocida y que prefiere hablar menos de las reglas de moral de la iglesia y más de su mensaje positivo.
En comentarios que fueron más una reflexión de sus prioridades que un análisis diplomático, Francisco pidió que se trate con mayor respeto a los ancianos, además de que se proteja a los niños de explotación, la esclavitud y el hambre.
Se lamentó por la muerte de aquellos que migraron en busca de mejores condiciones de vida para ellos y sus familias, como los latinoamericanos que tratan de llegar a Estados Unidos y los africanos que buscan llegar a Europa.
Francisco pidió a la comunidad internacional hacer más para acabar con los conflictos en lugares como Siria, Mali, Corea del Norte, Sudán del Sur.
El pontífice también lamentó la persecución hacia los católicos que ha obligado a muchos de ellos a huir de Medio Oriente, y ha causado derramamiento de sangre en sitios como Nigeria y Mali, y los ha privado de sus derechos de culto en partes de Asia.