Científicos alemanes realizaron un experimento en la piel de tres astronautas, antes y después, de sus viajes al espacio. Lo que descubrieron, tras regresar a la Tierra, fue que su epidermis era de un 20% más fina.
El riesgo de este efecto es muy alto, pues según los científicos, esta reducción del grosor aumenta la sensibilidad de la piel ante las radiaciones, lo que incrementa el riesgo de enfermedades oncológicas. Por el momento, los expertos que este es un proceso que se puede controlar, pero que en el futuro, cuando las misiones espaciales sean más prolongadas, eso será más complicado.
Pero al mismo tiempo, pese al riesgo ya mencionado, los viajes al espacio también tienen un efecto positivo en el aumento del contenido de colágeno, lo que produce un efecto antiedad.
El estudio de los investigadores alemanes formó parte del programa de la Agencia Espacial Europea (ESA por sus siglas en inglés) que prevé estudiar los mecanismos del envejecimiento de la piel en el espacio. Para efectuarlo utilizaron el sistema de tomografía multifotónica.
Agencias