Hay lugares de España que se toman la siesta muy en serio.
Joan Faus, alcalde del pequeño municipio de Ador, jamás pensó que una decisión le fuera a dar tanta popularidad. El bando que emitió recomendando a los vecinos del pueblo que duerman la siesta está dando la vuelta al mundo.
«Me han llamado hasta del (Daily) Telegraph inglés», dijo asombrado Faus el viernes en una entrevista telefónica con The Associated Press.
Pero para el alcalde, el respeto a la siesta es puro sentido común. Y no una simple de defensa de la popular tradición española.
Ador, de apenas 1.400 habitantes, es un pueblo cercano a la costa de Valencia, al este del país. La mayoría trabaja de la agricultura. En esta época del verano y con un mes de julio que lleva camino de convertirse en uno de los más calurosos de todos los tiempos, cualquier medida de protección es poca.
«A partir de las 11 ya no se puede estar en la calle ni el campo, solamente hay culebras y lagartos y algún otro mal bicho», explicó. «Hace un calor sofocante. Si vas por la calle, te derrites».
Un agente de la policía local lee cada día el famoso bando, que se escucha en todo el pueblo gracias a un sistema de megafonía. El texto, que no es una ley de obligado cumplimiento, recomienda a los vecinos que se respete la hora de la siesta de dos a cinco de la tarde, controlando a los niños en casa y manteniendo el volumen de la televisión y los aparatos de música a niveles aceptables.
«La siesta no es de aquí, se da en toda España», afirmó. «El bando tiene una función didáctica para que los padres expliquen a los niños que a esas horas es peligroso estar en la calle dado el calor que hace».
Faus asegura que bandos como éste o similares se han publicado en Ador y pueblos de la zona desde que tiene uso de razón. Pero que por alguna razón que no alcanza a comprender, el caso ha saltado ahora las fronteras españolas.
«Es una noticia simpática para esta época del año», dijo. «Pero en general ha sido una locura toda la trascendencia que ha tenido».
La siesta es una las tradiciones españolas más arraigadas, que consiste en dormir después de la comida. Es más típica del verano, dadas las altas temperaturas del mediodía.
La siesta es poco habitual en las grandes ciudades del país. Pero en los pueblos y municipios de provincia se mantiene muy viva. Y los comercios, por ejemplo, cierran al mediodía respetando la costumbre.
MADRID (AP)