El papa Francisco pidió el viernes a los reos de la prisión más violenta de Bolivia no caer en la desesperación y mantener la esperanza, aunque reconoció los problemas que deben enfrentar.
En una visita al penal de Palmasola, en las afueras de la ciudad de Santa Cruz, el pontífice llamó a los internos a evitar los enfrentamientos entre ellos y a las autoridades carcelarias a no humillar a los reos y tratarlos con dignidad.
«El que está ante ustedes es un hombre perdonado, un hombre que fue y es salvado de sus muchos pecados. Yo también tengo mis errores y debo hacer penitencia. No tengo más para darles y ofrecerles que Jesucristo», dijo Francisco en la última jornada en Bolivia antes de partir hacia Paraguay como parte de su gira por Sudamérica.
Sus palabras arrancaron aplausos entre los más de 4.000 presos, sus hijos y familiares que se dieron cita en un pabellón abierto de esa cárcel, la más superpoblada del país.
A todos ellos les dijo que cuando los apóstoles Pedro y Pablo estuvieron presos, la oración les salvo de caer en la desesperación.
«El sufrimiento y la privación pueden volver nuestro corazón egoísta y dar lugar a enfrentamientos, pero también tenemos la capacidad de convertirlo en ocasión de auténtica fraternidad. Ayúdense entre ustedes», les pidió.
Francisco se tomó tiempo, saludó a todos los presos y besó a los niños. Muchas familias lloraron de emoción por las palabras de esperanza del pontífice, aunque no faltaron dos niñas que jugaban indiferentes a unos pasos de donde Francisco escuchaba los testimonios de tres presos.
El Ministerio de Gobierno dijo que todos los presos, unos 4.000, concurrieron a escuchar al pontífice.
SANTA CRUZ, Bolivia (AP)