Más de 40 obreros de una empresa constructora se plantaron a las afueras de la oficina del ingeniero Harold García en demanda del pago de su liquidación y además de las colillas del INSS.
Por su parte el ingeniero García aducía que las exigencias de los quejosos no eran válidas y que no tenía el porque darles una respuesta, en todo caso era el supervisor de la obra quien también se terminó lavando la manos.
Al final los demandados no obtuvieron una respuesta satisfactoria pese que tienen más de ocho meses de laborar y consideran que su demanda es justa.
Amanda Pérez