Decenas de miles de fieles ecuatorianos se congregaban el lunes para ver al Papa Francisco en la ciudad costera de Guayaquil, donde muchos pasaron la noche acampando, cantando y orando a la espera de la primera misa multitudinaria del sumo pontífice en su gira por Sudamérica.
Después de su arribo la víspera a la capital ecuatoriana, Francisco, de 78 años, partió el lunes hacia Guayaquil, en donde visitará el santuario de la Divina Misericordia antes de celebrar la misa y después se reunirá con sus colegas jesuitas.
Los fieles hicieron largos peregrinajes desde diferentes puntos del país aprovisionados de alimentos, agua, colchones y mantas para participar de la ceremonia que encabezará el Papa nacido en Argentina y a la que autoridades esperan asista un millón de personas.
Familias enteras, personas con capacidades especiales, niños y ancianos seguían llegando al parque Samanes, al norte de Guayaquil, con la esperanza de recibir la bendición del Papa.
Cuando salió el lunes de la Nunciatura en Quito, el sonriente Francisco bendijo a las personas apostadas en las calles que cantaban y tocaban instrumentos en su honor. El Papa tiene planeado regresar a la capital el mismo lunes para mantener un encuentro con Correa por la tarde.
En Quito, los fieles también comenzaron a llegar al parque Bicentenario para hacer fila y poder ingresar al lugar, aunque la misa campal está prevista para el martes. En el lugar se ha levantado una cruz gigante en honor al Papa Francisco.
Francisco había visitado Brasil en el 2013 en reemplazo de su predecesor Benedicto después de su repentina renuncia. Pero como Francisco eligió a estos tres países sudamericanos para esta gira, asesores del Vaticano aseguran que su viaje a Latinoamérica es un regreso a casa.
GUAYAQUIL, Ecuador (Reuters)