Esponjosas nubes recorren un cielo celeste al tiempo que se ingresa la contraseña. Suena música gospel mientras aparecen las publicaciones de ciberamigos. Abajo, el botón de ‘amén’ reemplaza al ‘like’. Es Facegloria, la red social evangélica que en menos de un mes consiguió 100.000 usuarios en Brasil.
Hace tres años, cuatro brasileños cristianos se hartaron de entrar en sus perfiles de la red social de Mark Zuckerberg y encontrar contenidos subidos de tono.
«En Facebook hay mucha violencia y pornografía, por eso pensamos en fundar una red en la que pudiéramos hablar de Dios, del amor, y compartir su palabra», recuerda el diseñador web Atilla Barros en una sala del ayuntamiento de Ferraz de Vasconcelos, una ciudad a 27 km de Sao Paulo.
Tanto él como los otros tres fundadores de Facegloria, todos menores de 32 años y funcionarios de la alcaldía de Ferraz, son los propietarios de esta red social que quiere competir con Facebook en Brasil apuntando a los 42 millones de evangélicos que viven en este gigante de 202 millones de habitantes.
Con el apoyo privado del alcalde, crearon una empresa que reunió unos 16.000 dólares en donaciones para construir el esqueleto de Facegloria.
Pero toda la cara visible de la red es obra suya, desde el logo en forma de nube o el color celeste que domina el sitio hasta las reglas que rigen los ‘posts’.
Aunque la inscripción en Facegloria es libre, no se permite publicar palabrotas -hay una lista negra con más de 600 términos-, contenidos violentos, eróticos o fotos y videos de besos entre parejas homosexuales.
«Queremos ser mejores moralmente y estructuralmente que Facebook. Nos consta que ellos ya saben que existimos. Lo que pretendemos es que todo el público evangélico brasileño migre al Facegloria», lanza Barros.
Brasil, el país con más católicos del mundo (63%), experimenta desde hace años un aumento exponencial de la población evangélica. En 1980 apenas un 6% de los brasileños profesaba esta fe, mientras que en 2010 los evangélicos ya alcanzaban el 22%.
De continuar a este ritmo, se espera que para 2040 los fieles de esta rama del protestantismo superen a los católicos en el país más grande de Sudamérica.
Sao Paulo, Brasil | AFP