Brasil restaurará millones de hectáreas de selva

Brasil prometió el martes restaurar millones de hectáreas de territorios selváticos y expandir el uso de la energía renovable, mientras trabaja en conjunto con Estados Unidos para la creación de un tratado climático global.

Naciones ricas y pobres han expresado sus compromisos, conocidos como contribuciones determinadas nacionalmente, para reducir las emisiones como parte de un tratado que se espera se concrete a final del año en París. Aunque Brasil no ha anunciado cuantos recursos destinará para la reducción de emisiones, la visita de la presidenta, Dilma Rousseff, a la Casa Blanca, ha servido para comenzar a revelar elementos de su compromiso.

Como parte de su plan, Brasil ha prometido que para 2030 habrá restaurado y reforestado 12 millones de hectáreas —un área casi del tamaño del estado de Pennsylvania. Además, planea expandir el uso de fuentes de recursos renovables, más allá de la hidroeléctrica, entre 28 y 33% para 2030.

Y en el sector de electricidad, Estados Unidos y Brasil anunciaron de manera conjunta sus intenciones de incrementar su cuota de fuentes renovables, no hidroeléctricas, en un 20% para 2030. Brian Deese, principal consultor del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dijo que un incremento tan marcado en Estados Unidos dependerá de los controversiales límites de emisiones a las plantas eléctricas que ha propuesto el gobierno.

«Creemos que es un objetivo ambicioso, pero uno que se puede alcanzar y crear nuevas oportunidades de bajo costo para la economía estadounidense», comentó Deese. «Para alcanzarlo, debemos seguir logrando nuestras metas al implementar las regulaciones que hemos identificado hasta ahora.

Estados Unidos ya anunció un compromiso total al tratado climático: Una reducción de emisiones de gases de efecto invernadero de hasta 28% para 2025 en relación a los niveles de 2005. Pero el principal punto de conflicto del tratado es que naciones en desarrollo, como Brasil, estén dispuestas a realizar contribuciones sustanciales. Los países más pobres se han mantenido al margen, argumentando que los más industrializados que, históricamente, han contaminado en mayores proporciones, tienen una responsabilidad más grande de combatir el cambio climático.

WASHINGTON (AP)