Narcisa Gómez, participó en la Caravana de Búsqueda de Migrantes Desaparecidos. En México, logró encontrar a su hijo Eugenio, luego de diez años sin tener contacto, más que unas cuantas pistas. Ambos volvieron a Nicaragua.
La caravana localizó 12 migrantes centroamericanos, que no lograron atravesar la frontera hacia Estados Unidos y que por años vivieron condiciones inhumanas en México, víctimas del crimen organizado.
«Logramos contactar a cuatro personas vía telefónica, otros cuatro se auto convocaron al verse en los medios de comunicación mexicanos y tres tuvieron encuentros personales con sus familiares, mientras, una mujer ya había fallecido hace un tiempo», explicó Damaris Murillo, coordinadora del proyecto en Chinandega.
La iniciativa, de la que es parte el Servicio Jesuita de Migrantes, ha registrado 132 casos de personas no localizadas. Si bien algunos finales han sido felices, como el de Narcisa y su hijo, otros aun esperan un desenlace.
En la caravana participaron 45 madres y padres centroamericanos, ocho eran de origen nicaragüense, partieron el 28 de noviembre y recorrieron 6,138 kilómetros en busca de sus seres queridos.
Periodista: Fátima Murillo