El Papa Francisco expresó que desde el sacerdote más humilde hasta el propio pontífice de la Iglesia Católica deben despojarse de "la vanidad, la arrogancia y el orgullo", y servir humildemente a los miembros más pobres de la sociedad.
Las palabras del sumo pontífice lo hizo en la ciudad italiana de Asís, donde en el siglo XII vivió San Francisco.
"Esta es una buena ocasión para invitar a la Iglesia a despojarse de lo mundano", dijo en una habitación que marca el lugar donde San Francisco, siendo muy joven, se quitó la ropa, renunció a su familia rica e inició un largo viaje para servir a los pobres.
El Papa condenó un mundo "que no se preocupa por muchas personas que tienen que huir de la pobreza y el hambre que huyen buscando libertad y que muchas veces encuentran la muerte ", refiriéndose al hundimiento de un barco lleno de inmigrantes africanos frente a la isla italiana de Lampedusa, que según estimaciones habría dejado unos 300 muertos.
"Hoy es un día para llorar", dijo Francisco sobre la tragedia. El Papa brindó una Misa para varios miles de personas reunidas fuera del complejo donde está enterrado San Francisco, en la que pidió además respeto por el medio ambiente.