El primer ministro de Francia, Manuel Valls, tuvo que defenderse de las acusaciones de su propio partido de que el estilo de vida que lleva es inapropiado para un socialista.
Valls utilizó el sábado un avión del gobierno para viajar a Berlín a presenciar la final de la Champions League entre el Barcelona, equipo al cual es aficionado, y la Juventus. Dijo que fue invitado por el presidente de UEFA, Michel Platini debido que Francia será sede de la Eurocopa el año entrante.
Ante la Asamblea Nacional, la cámara baja del Parlamento francés, Valls declaró que «el deporte juega un papel muy importante, debido a los grandes eventos internacionales que organizaremos en Francia».
Legisladores de oposición han acusado a Valls de gastar dinero del gobierno y algunos políticos de izquierda revivieron sus críticas sobre el funcionario, acusándolo de ser un derechista en las filas del Partido Socialista.
PARÍS (AP)