Los mexicanos votaban el domingo en una de las más grandes elecciones intermedias, enturbiadas por protestas derivadas de la desaparición de 43 estudiantes y bajo la amenaza de la delincuencia organizada en vastas zonas del país.
En empobrecidos estados del sur como Guerrero, Oaxaca, Michoacán y Chiapas, grupos radicales reclaman la aparición con vida de los estudiantes, supuestamente masacrados el año pasado por un cártel del narcotráfico, y rechazan las elecciones porque aseguran que en el país no hay justicia y a menudo las autoridades son cómplices de la delincuencia.
Estos grupos, liderados por sindicatos que nuclean a decenas de miles de maestros disidentes, exigen que el Gobierno del presidente Enrique Peña Nieto cese su plan de ir ejecutando varias reformas estructurales y en particular cancele una reforma educativa que somete a evaluaciones a los profesores.
En Tixtla, un municipio campesino de Guerrero donde se ubica la escuela de magisterio Ayotzinapa, a la que asistían los jóvenes desaparecidos, algunos de sus familiares y maestros quemaron material electoral cuando se estaban instalando las casillas de votación y se enfrentaron con pobladores que querían sufragar.
«No han muerto, no han muerto camaradas!», coreaban encapuchados mientras quemaban en la calle el material electoral.
En Oaxaca, donde los maestros rebeldes tienen más fuerza, los manifestantes también quemaron algunas casillas de votación y realizaban una marcha multitudinaria hacia el centro de la capital, donde mantienen un plantón desde hace más de un año.
Pese a todo, había afluencia de personas hacia los centros de votación, aunque acudían con temor y algunos con rechazo hacia la actitud de los maestros.
La ciudad era vigilada por tierra y por aire por miles de policías, militares y marinos que el Gobierno desplegó en Oaxaca, Guerrero, Michoacán y Chiapas para neutralizar las protestas en uno de los mayores despliegues de fuerzas federales desde que comenzó el combate al narcotráfico a finales del 2006.
Esta es una de las elecciones más complejas en la historia de México, donde por primera vez el Instituto Nacional Electoral (INE) concentra la organización de las elecciones intermedias, por las que se renovará la Cámara de Diputados de 500 escaños, y simultáneamente serán elegidos gobernadores en nueve estados del país y más de 1,200 cargos estatales y municipales.
El INE tenía previsto instalar 149,000 casillas de votación en todo el país para los comicios, en los que están habilitados para sufragar 83.5 millones de ciudadanos.
Los centros de votación cerrarán a las 6 de la tarde y los resultados comenzarán a conocerse después de las 22.00 hora local (0300 GMT).