Productores chinandeganos implementan alternativas ante efectos del cambio climático

Los pronósticos de este invierno son alentadores. En las fincas de la zona seca del occidente del país, no hay pasto verde y las reservas de alimento para las reses se han agotado; el ganado se ha visto afectado por la falta de agua y las altas temperaturas.

Las primeras lluvias alivian un poco las tensiones de muchos productores y productoras en las comunidades Orientales en Chinandega. Aunque la experiencia del mal invierno del año pasado los hace ser prudentes. Para la mayoría no habrá ciclo de primera por temor a que la lluvia no sea lo suficiente para sacar la producción y obtener lo invertido.

Medidas de adaptación

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La implementación de medidas de adaptación al cambio climático se convierte en una necesidad urgente para las y los pequeños productores. Cosechar agua, diversificar la producción, cuidar la tierra y la forestación con distintas especies de árboles maderables y frutales son las alternativas de mayor práctica.

Manuel Altamirano, pequeño productor de la comarca oriental Belén, está preparando la tierra, pero no es para sembrar maíz o los cultivos tradicionales como lo concebía hace cinco años.

Hoy ha diversificado su finca y construye diques de contención para poder retener la mayor cantidad de agua posible que dejen las lluvias de junio, antes que entre el veranillo de San Juan y la canícula entre los meses de julio y agosto.

Altamirano ha puesto como ejemplo sus buenas prácticas agrícolas, dice que ha cultivado algunas especies de árboles cuyas hojas ayudan como alimento nutritivo para mantener al ganado mientras se normaliza el invierno y con él germinen los pastos.

“El ganado lo estamos alimentando con ojoche, madero negro, pasto de corte, guanacaste, plantas luminosas y sorgo. El problema es que llevamos un desfase de un mes y se suponía que teníamos alimento solo para abril y estas lluvias no humedecen totalmente los campos, por lo que esperaríamos unos 15 días de lluvia para ver pasto”, indicó.

Agregó Altamirano que todas las prácticas y medidas de adaptación son necesarias para disminuir el impacto de los fenómenos climáticos. “En las comunidades debemos promover una educación ambiental desde la educación escolar, además la creación de planes comunitarios para acciones de adaptación y de respuesta ante estos fenómenos como la sequía y los desastres naturales, así como implementar alternativas ya sean la siembra de semilla de marañón, aguacate, cítricos y especies maderables para el futuro”.

Patricia Altamirano de Sevilla y su esposo Manuel Sevilla, se han dedicado a la reforestación. En su finca han construido un vivero con diferentes especies de árboles.

“Estoy reforestando todo tipo de plantas principalmente la ornamental y frutal. Hace unas semanas creé un vivero con el objetivo de promover este trabajo en otras fincas de la localidad; ello podría ayudar en el futuro a tener un mejor ambiente y una economía sólida, porque actualmente los agricultores estamos viviendo momentos difíciles donde nos está lloviendo con muchas rogativas” explicó Altamirano.

Afectaciones en el ganado

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Pedro Hernández, pequeño productor de la comunidad Belén dice que las reses se encuentran sumamente delgadas, el precio del alimento continúa en aumento y la venta del ganado en pie se complica cada vez más debido a la escasez de lluvias.

“Para combatir situaciones como ésta, hay quienes buscamos alternativas para mantener el alimento de los animales ya que al no poder nutrirlos bien, no se pueden vender a los mataderos y eso lógicamente estanca la economía ganadera”, afirmó Hernández.

Los pequeños y medianos productores de Chinandega confían que el invierno se normalice, mientras tanto, esperarán las recomendaciones de los expertos en meteorología para sembrar y continuarán buscando alternativas que resistan los embates al cambio climático.

Belkiss Medina