La estudiante, de 13 años, se dirigía hacia el colegio para realizar un examen de inglés, pero nunca llegó.
El agresor la esperaba en el camino que iba de su casa, en María Luisa de Matama, Limón, hacia el centro educativo. El hombre la atacó, la violó y trató de estrangularla.
La adolescente quedó tendida a la orilla de un potrero donde el agua de lluvia la ahogó. El verdugo se quitó la vida tiempo después, cuando estaba en la cárcel. La muerte de la estudiante ocurrió el 21 de noviembre del 2012 y se sumó otra a una trágica lista de agresiones sexuales contra menores. En la última década (2004-2014), 16 menores fueron violadas y asesinadas en Costa Rica, según un informe elaborado por la Sección de Estadística del Poder Judicial.
Los atacantes no tienen consideración de edad, pues entre las fallecidas hay desde una niña de tres años hasta adolescentes de 17. Otro caso sucedió en diciembre del 2013, cuando una niña de 10 años fue ultrajada y luego ahogada en una poza del río Blanco, en Limón 2000, de Limón. La pequeña había desaparecido cuando iba de camino a la casa de la abuela.
Aunque las estadísticas en lo que va de este año no están actualizadas, algunos sucesos recientes indican que los agresores sexuales siguen al acecho.
Estranguladas
Según el informe estadístico del 2004 al 2014, la mayoría de las víctimas eran adolescentes. Dos eran niñas de 10 años y otra pequeña de solo tres años, la cual fue asesinada en Río Cuarto de Grecia, Alajuela, en el 2009. Cuatro de los crímenes se dieron en San José, otros cuatro en Limón, tres ocurrieron en Alajuela y tres en Puntarenas.
En Guanacaste hubo uno, y otro en Heredia. Los agresores usaron el estrangulamiento como principal forma de darles muerte. En otros casos, se dieron golpes y heridas con armas. Según el reporte, en nueve de los expedientes por los homicidios se registró un imputado.
Los demás no tenían un presunto responsable.
Más víctimas
Estas cifras se unen a otras, como los alarmantes 3.500 abusos sexuales contra menores que se dieron en el 2013, según el registro de las denuncias de la Policía Judicial.
En el caso de las violaciones (sin que hubiera homicidio), el informe no permite identificar las que corresponden a menores. Mientras tanto, el Patronato Nacional de la Infancia (PANI) informó de que en el 2014 se recibieron 1.878 denuncias por abuso sexual, mediante la línea 9-1-1. Eugenia Salazar, fiscala adjunta de Violencia Doméstica y Delitos Sexuales, confirmó que hay una tendencia al alza en denuncias por estos delitos. Detalló que la mayoría de víctimas son niñas y adolescentes.
Añadió que hay muchos casos que no se denuncian.
La funcionaria dijo que los ataques se dan principalmente por quienes tienen parentesco o relación cercana y de confianza. Precisamente, esto hace que muchas víctimas teman acusar al responsable. Primero, tienen que contarles a extraños lo que les pasó, y, además, a quien denuncian no es a un extraño, sino a alguien con quien tienen un vínculo, explicó Salazar.
Agregó que, en otras ocasiones, las denuncias se dan tarde y se dificulta obtener las pruebas; aunque resaltó que lo más importante es contar con el testimonio de la víctima. Estas situaciones usualmente no tienen testigos, destacó.
La fiscala añadió que estos procesos tienen un abordaje diferenciado para evitar revictimizar a la persona ofendida, así como para apoyarla y que no tema afrontarlo. Salazar enfatizó que la protección a los menores es una labor de toda la sociedad.
La Nación