Preocupado por reducir las tensiones tras una serie de episodios violentos en Ferguson y Baltimore (centro de EEUU), el presidente estadounidense, Barack Obama, anunció este lunes que restringirá y encuadrará con más rigor el uso de armamento militar por parte de la Policía.
Las imágenes de policías encaramados en vehículos blindados y fusiles de asalto con los que apuntan a civiles durante manifestaciones de Ferguson (Misuri) en agosto de 2014 tras la muerte del joven negro Michael Brown afectaron los ánimos y relanzaron el debate sobre la militarización excesiva de los cuerpos policiales estadounidenses.
Sobre la base de las conclusiones de un grupo de trabajo que se puso en marcha en enero pasado, Obama anunció este lunes en Camden (Nueva Jersey, noreste) la prohibición «de algunos equipos concebidos para el campo de batalla, que no tienen lugar en manos de las policías locales».
Los vehículos blindados, las armas de gran calibre e incluso ciertos uniformes de camuflaje forman parte de la lista de material que la Policía no podrá adquirir de aquí en adelante a organismos federales.
La poderosa organización estadounidense de defensa de los derechos civiles ACLU elogió el anuncio. «Esos equipos jamás debieron tener lugar en nuestros barrios (…). Con esta prohibición, el presidente ha tomado medidas decisivas para restablecer la confianza entre la policía y las personas que está comprometida a proteger».
Camden, Estados Unidos | AFP