Sesa Abou Douh, de 64 años, se viste de hombre desde hace 42 años para poder sostener a su familia. Su esposo murió cuando ella tenía seis meses de embarazo. En la región rural de Alto Egipto donde vive, por la tradicional división de labores según el género, le resultaba más fácil encontrar trabajo como hombre. Recientemente recibió un premio por la dedicación a su familia.
La mujer aduce tener un temperamento muy fuerte, mismo que le ha ayudado a sobrevivir en un país donde las mujeres no tienen el suficiente apoyo como para sustentar a sus familias con el trabajo femenino.
Durante casi toda su vida trabajo en el campo porque según ella Dios le dio fuerza para trabajar y llevar comida a la mesa. Con sacrificio, amor y esmero ha logrado sacar a su hija adelante comiendo lo poco que conseguía.
Hoy en día que sus piernas padecen de una enfermedad se apoya lustrando zapatos en un pequeño kiosko de su pueblo.