En horas de la madrugada de este miércoles otro voraz incendio redujo a cenizas los enseres de una humilde vivienda en el barrio Laureles Norte, vecinos sólo escucharon explosiones y al momento de levantarse ya estaban las enormes lenguas de fuego; se presume que se originaron producto de un cortocircuito.
A la hora del incendio gracias a Dios la casa estaba deshabitada, pues su propietario Samuel Díaz, de 38 años, se encuentra preso en la modelo de Tipitapa.
Aunque en la humilde vivienda ya no había nada que hacer, hay que destacar que la rápida intervención de los bomberos evitó que las llamas se propagaran a las viviendas cercanas.
El siniestro se registró exactamente de la terminal de la unidad de transporte urbano colectivo que cubre la ruta 111 cuadra y media al lago.
Benedicto Balmaceda