La canciller alemana, Angela Merkel; el presidente, Joachim Gauck, y cientos de cargos públicos y familiares de las 150 personas fallecidas en el siniestro el mes pasado de un avión de Germanwings se reunieron el viernes en la emblemática catedral de Colonia para rendir homenaje a los muertos.
Las escaleras al altar se cubrieron con 150 velas encendidas, una por cada persona que murió, incluyendo al copiloto Andreas Lubitz, que según creen los investigadores estrelló el avión a propósito.
«No nos corresponde a nosotros juzgar», dijo antes del servicio el arzobispo de colonia, Rainer Maria Woelki, al diario Bild, explicando la decisión de incluir una vela por el joven.
La mayoría de las víctimas del siniestro del 24 de marzo en Francia eran alemanas o españolas. El vuelo 9525 se estrelló durante su ruta entre Barcelona y Düsseldorf.
Ministros franceses y españoles acudieron al funeral, que reunió a 1.400 personas y se emitió en directo en la televisión alemana.
Lufthansa, la compañía matriz de Germanwings, publicó anuncios a toda página en muchos de los principales diarios del país expresando sus condolencias, y ofreció una retransmisión en directo de la ceremonia en su sitio web.
Las banderas ondeaban a media asta en todo el país en muestra de respeto.
Woelki dijo a los familiares de las víctimas que las palabras por sí solas no eran lo bastante fuerte para darles consuelo, pero que debían buscarlo en la gente que había acudido con ellos al funeral y en los que lo seguían por internet o televisión en el país.
«No están solos en estas horas de soledad», dijo.
Más del 80 por ciento de los restos del avión estrellado en los Alpes está ya recuperado y retirado del lugar.
Aunque la fiscalía cree que Lubitz estrelló la nave a propósito, sigue tratando de determinar sus motivos.
BERLÍN (AP)