Funcionarios y ciudadanos comunes se mostraron alborozados en Cuba por la exclusión de la isla de la lista estadounidense de naciones patrocinadoras del terrorismo, apuntando que el presidente Barack Obama repara una afrenta de décadas al orgullo nacional y despeja el camino para restaurar rápidamente las relaciones diplomáticas.
«El gobierno de Cuba reconoce la justa decisión tomada por el presidente de los Estados Unidos de eliminar a Cuba de una lista en la que nunca debió ser incluida», dijo la máxima diplomática cubana para asuntos estadounidenses, Josefina Vidal, la noche del martes.
Expertos en política exterior cubana y estadounidense dijeron que los dos gobiernos parecían haber dado un importante salto hacia la reapertura de embajadas en La Habana y Washington tras meses de complejas, y en ocasiones frustrantes, negociaciones.
En un mensaje al Congreso estadounidense, Obama dijo el martes que el gobierno cubano «no ha ofrecido apoyo alguno al terrorismo internacional» en los últimos seis meses y ha dado «garantías de que no apoyará acciones del terrorismo internacional en el futuro».
Cuba saldrá oficialmente de la lista de patrocinadores del terrorismo 45 días después de que el mensaje del presidente Obama llegó al Congreso. Los legisladores podrían bloquear la decisión durante ese periodo, pero casi con toda seguridad Obama vetaría esa iniciativa.
Cuba fue incluida en la lista de estados que patrocinan el terrorismo desde 1982 por lo que la Casa Blanca describió como sus esfuerzos por «promover la revolución armada por parte de organizaciones que usan el terrorismo».
Para los cubanos, su inclusión en la lista de países vinculados al terrorismo ha sido un asunto especialmente delicado por el apoyo que Estados Unidos ha brindado a grupos de exiliados responsables por cometer ataques en la isla, incluido el atentado a un vuelo de pasajeros de Cubana de Aviación en 1976 proveniente de Barbados en el que murieron las 73 personas a bordo.
Ese ataque fue atribuido a exiliados cubanos vinculados con grupos anticastristas respaldados por Estados Unidos. Los dos hombres acusados de orquestar el ataque se refugiaron en Florida, donde uno de ellos, Luis Posada Carriles, vive hasta la fecha.
La decisión de Obama fue bien recibida en las calles de La Habana.
LA HABANA (AP)