Al menos 15 personas fallecieron este domingo en dos atentados perpetrados contra dos iglesias de Pakistán.
Las muertes fueron confirmadas por el superintendente médico del Hospital General de Lahore, Saeed Sohbin, también resultaron heridas unas 75 personas.
Martha Laal, una testigo, indicó que antes de las explosiones varios atacantes armados abrieron fuego e intentaron sin éxito acceder al interior de la Iglesia Católica Romana.
«No había seguridad en la iglesia, nuestra propia gente les paró en la entrada. Desde la azotea de mi casa vi trozos de carne, piernas y brazos volar por los aires. Mi hermano Sadiq Masih estaba dentro de la iglesia, pero está a salvo», relató.
Por su parte, la policía indicó que poco después de que se registraran las explosiones, una turba quemó vivos en el área a dos jóvenes sospechosos de haber participado en el atentado.
Los manifestantes lanzaron piedras a la policía, a la que acusaron de negligencia a la hora de protegerlos. Entre tanto, otro grupo de personas, lloraron a las víctimas entre los cristales rotos y las alfombras manchadas de sangre.
En contexto
Pakistán es un país islámico predominantemente suní y no son raros los ataques contra minorías religiosas, como el ocurrido a finales de enero contra la comunidad chií en el sur del país que causó 58 muertos y medio centenar de heridos.
El Gobierno paquistaní lanzó un paquete de medidas antiterroristas a raíz del ataque a una escuela en el que el 16 de diciembre murieron 132 menores y varios trabajadores del centro, situado en Peshawar, en las áreas tribales del noroeste del país.
El Ejecutivo también levantó el martes la moratoria que pesaba desde 2008 sobre la pena de muerte en todo tipo de casos, ordenó en enero la creación de tribunales militares para esos casos y arrestó a miles de personas por diferentes delitos en todo el país.