Algunos funcionarios barajan la idea de una guardia fronteriza multinacional para lidiar con la llegada de cientos de miles de personas desde países en guerra como Siria, naciones paupérrimas del África y vecinos europeos fuera de la Unión Europea como Kosovo.
Sin indicios de que el influjo disminuya pronto, el comisionado de las Naciones Unidas para Derechos Humanos, Zeid Raad al-Hussein, dijo el jueves que para hacer frente al problema «es imprescindible una acción más meditada y coordinada» entre naciones de la Unión Europea.
Italia se ha convertido en la ruta favorita de entrada a Europa debido a que la isla de Lampedusa está a solo 290 kilómetros (180 millas) de las costas de Libia, donde la ausencia de un gobierno funcional alimenta el contrabando de migrantes.
Quienes buscan asilo pagan miles de dólares para subir a embarcaciones precarias y tratar de cruzar el Mediterráneo. Los migrantes dicen que los contrabandistas libios, que suelen publicitarse en redes sociales, son implacables.
Una cifra notable de 170.000 personas completó el trayecto a Italia el año pasado, en su mayoría rescatadas en el mar por la Guardia Costera italiana y barcos de carga, y el torrente ha aumentado desde enero. El miércoles, una flotilla rescató a más de mil migrantes mientras otros 10 murieron. Se calcula que todos los años mueren cientos en el intento.
«Estamos enfrenando la peor crisis en mucho tiempo en la Unión Europea», afirmó Matthias Rueste, director de la oficina de migración de la UE, el miércoles a legisladores de la unión.
MADRID (AP)