Si las miradas mataran Álvaro Uribe Velez hubiera caído fulminado al filo de la tarde del 7 de marzo de 2008 cuando el presidente de Ecuador, Rafael Correa, sin pronunciar palabra, lo miró fijamente a los ojos mientras se estrechaban la mano.
En una audaz jugada diplomática el anfitrión de la cumbre del Grupo de Rio, Leonel Fernández logró lo que en la mañana parecía un imposible: arrancar un compromiso para retomar las conversaciones rotas entre tres países cuando Uribe ordenó una incursión militar en Ecuador contra un campamento de las FARC-EP. En el operativo fue asesinado el comandante del grupo rebelde Raúl Reyes, 20 insurgentes más y cuatro estudiantes mexicanos.
Muchas guerras a lo largo de la historia se desataron por menos. Pero , además de la jugada de Fernández, fueron, la inteligencia y paciencia de Correa sumadas a la pericia del Comandante Hugo Chávez que se evitó aquel día una guerra trinacional
Tres operaciones militares denominadas «Fénix» son bastante conocidas en los últimos 50 años. La primera fue durante la guerra de Vietnam, la segunda en los años 80 durante la guerra civil de El Salvador. La tercera fue la ordenada por Álvaro Uribe contra las posiciones de las FARC-EP en territorio ecuatoriano a menos de dos kilómetros de la frontera con Colombia. Las tres con sello norteamericano y muy similares en cómo las vivieron quienes eran el objetivo de las mismas.
El dia 1 de marzo de 2008, en horas de la madrugada el campamento insurgente fue sorprendido por la lluvia de bombas descargadas desde los aviones militares colombianos y guiados por los avanzados radares de la base norteamericana de Manta en Ecuador. Seguidamente vino el sobrevuelo de helicópteros de ataque rosando las copas de los árboles para desembarcar encima de las posiciones rebeldes. Seguidamente la columna de Black Hawk picó en vuelo y descargó sobre el terreno misiles aire-tierra de 70 milímetros y finalizó con el avance de los helicópteros Hughes, también llamados «mosquitos», ametrallando para despejar el terreno y permitir el desembarco de las tropas helitransportadas.
Las primeras informaciones daban cuenta de la muerte de Raúl Reyes, pero los medios colombianos sostenían que había sido en territorio colombiano. Luego vino la denuncia por parte de Ecuador y se armó Troya. A los airados reclamos, por la violación a la soberanía ecuatoriana, del presidente Correa siguió el apoyo incondicional del Comandante Chávez quien ordenó movilizar varios batallones de blindados a la frontera con Colombia.
Una semana después, durante la Cumbre del Grupo de Rio en República Dominicana el presidente Correa con la ecuanimidad que lo caracteriza le decía a Uribe en plena cara:
-¿Cómo se le puede creer a alguien que miente tanto?
El 1 de marzo de 2008, sufrimos un traidor bombardeo en el suelo patrio. Como siempre la primera víctima fue la verdad, al tratar de involucrarnos con fuerzas irregulares colombianas para justificar el vil ataque, sostuvo el presidente Correa
«Aquel 1 de marzo pasará a la historia como el día de la infamia. Estamos dispuestos a mirar hacia el futuro por el bien de nuestros pueblos pero sin olvidar el pasado y tengan la seguridad que no permitiremos que aquel infame 1 de marzo se repita, Angostura nunca más», puntualizó el jefe de Estado.
«Nunca más nos tomarán por sorpresa y todo acto de agresión tendrá la respuesta más firme y digna en cualquier terreno, para ellos hemos llevado adelante un plan de recuperación de la capacidad operativa de nuestras Fuerzas Armadas», agregó el mandatario.
Uribe en ningún momento reconoció la violación al territorio de otra nación soberana y para él, quienes murieron allí, eran todos terroristas. Pero el presidente de Ecuador, Rafael Correa, opinó que los cuatro estudiantes mexicanos que murieron en el ataque colombiano al campamento guerrillero y la sobreviviente Lucía Morett fueron víctimas, «no victimarios», y no debieron ser descalificados por encontrarse donde estaban.
«Si hubieran sido cinco periodistas los que murieron, ¡qué escándalo se habría registrado! Pero como eran cinco estudiantes mexicanos, universitarios, sencillos (…), entonces sí, son guerrilleros que merecen lo que les pasó», afirmó Correa en declaraciones publicadas por el periódico mexicano La Jornada.
El mismo día de la cumbre, Correa se entrevistó en Playa del Carmen, con familiares de Morett y los otros cuatro estudiantes víctimas de lo que calificó como «un terrible ataque».
«Nadie lo merece. Ellos fueron víctimas de un terrible ataque. No son victimarios ni culpables de muerte, sufrieron una agresión», agregó el presidente.
La fiscalía de Ecuador en su momento buscó a Morett, quien se encontraba en México en paradero desconocido, para procesarla mientras que Colombia pidió a la Organización Internacional de la Policía Criminal (Interpol) que la localizara y aprehendiera para ponerla ante la justicia de ese país.
Jorge Morett, padre de Lucía, dijo a Efe tras la reunión que Correa le dijo que iba a intentar «convencer al poder judicial de que no tenía sentido ni razón legal para que Lucía sea enjuiciada en Ecuador».
El día antes de reunirse con los familiares, Correa se reunió también en Playa del Carmen con el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, para ratificar el compromiso de avanzar hacia una normalización de las relaciones diplomáticas entre ambos países, rotas por Ecuador tras el ataque colombiano.
Además de la muerte de Reyes, el hecho dejó varias decenas de fallecidos entre soldados y civiles y ocasionó que las relaciones diplomáticas entre ambas naciones se rompieran el lunes 3 de marzo de 2008, con el retorno del embajador ecuatoriano en Bogotá, Francisco Suéscum, al día siguiente de la violación a la soberanía territorial del Ecuador.
Tras asistir los presidentes Rafael Correa y Álvaro Uribe (en ese entonces jefe de Estado colombiano) a la XX Cumbre del Grupo de Río celebrada el 7 de marzo de ese año en la ciudad de Santo Domingo en República Dominicana, se logró dar por superado el incidente, que se había agravado con la decisión de los gobiernos de Venezuela y Nicaragua de romper también las relaciones diplomáticas con Bogotá, como respaldo a la causa ecuatoriana.
Ecuador y Colombia reanudaron complemente sus relaciones en diciembre de 2010.