Con un ritual precolombino en honor de la Pachamama (Madre Tierra) los bolivianos de la región andina cerraban el martes cuatro días de Carnaval en cuya celebración se mezclan la fe católica, las creencias indígenas, el baile folclórico y el jolgorio.
El «martes de challa» la gente acostumbra en las ciudades a rociar alcohol y adornar con mixtura, serpentinas y flores el coche, la casa o el negocio en agradecimiento a la Pachamama y para pedirle buenos augurios para el resto del año.
La «challa» (rociar en aymara) es una ceremonia de reciprocidad con la tierra y está asociada al calendario agrícola en los Andes, explicó el antropólogo Milton Eyzaguirre.
En el altiplano y los valles andinos los indígenas agricultores atizan en una hoguera ofrendas para pedir buenas cosechas. La Pachamana es una deidad de los antiguos pueblos andinos que los indígenas actuales asocian a la Virgen María.
«Este año ha llovido bastante y esperamos buena cosecha de papa, quinua, oca, cebada a partir de abril», dijo el martes por teléfono a The Associated Press Francisco Condori, un agricultor del altiplano que predice el clima observando el comportamiento de los pájaros en su aldea cerca del lago Titicaca.
«Sabíamos que llovería bastante y por eso hemos sembrado papa y quinua en las partes altas», agregó Condori, cuyo conocimiento de la antigua sabiduría sobre indicadores naturales del clima le ha ganado respeto en su comunidad aymara de Cutusuma, 60 kilómetros al oeste de La Paz.
LA PAZ, Bolivia (AP)