Más de cuatro décadas después de su estreno, Tod y Toby continúa siendo una de las películas de Disney que más emociones despierta en el público. Basada en la novela de 1967 de Daniel P. Mannix, la película relata una conmovedora historia de amistad entre un zorro huérfano y un adorable cachorro de perro de caza, en un entorno que no siempre favorece su cercanía. Desde su lanzamiento en 1981, Tod y Toby ha sido elogiada por su profunda narrativa emocional y su capacidad para tocar el corazón de los espectadores.
La escena donde la anciana granjera lleva al zorro Tod al bosque para dejarlo en libertad, sabiendo que su amigo canino Toby, ahora entrenado como perro de caza, podría un día verse forzado a perseguirlo, sigue siendo una de las más emotivas del cine de animación. Esta despedida, llena de ternura y tristeza, es un recordatorio del cruel destino que a menudo enfrentan los amigos separados por circunstancias incontrolables.
La película no solo destaca por estos momentos desgarradores, sino también por su impacto detrás de las cámaras. Durante su producción, Tod y Toby fue el centro de intensas disputas creativas que culminaron con la dimisión de una docena de animadores del equipo de Disney. Los desacuerdos sobre cómo adaptar la oscura historia original en una que fuera adecuada para el público familiar de Disney generaron tensiones significativas, reflejando un período de transición dentro del estudio.
Entre los animadores que trabajaron en Tod y Toby, se encontraban futuros cineastas de renombre como Tim Burton, Brad Bird y John Lasseter; quienes más tarde revolucionarían la industria con sus innovadoras visiones. A pesar de los retos enfrentados, la película no solo fue un éxito en taquilla; sino que también ha dejado una huella duradera en su audiencia.
Un Legado de Amistad y Tristeza
La relevancia de Tod y Toby en el cine de animación reside en su habilidad para tratar temas complejos con sensibilidad y profundidad; una marca que Disney ha cultivado a lo largo de los años, aunque no sin controversias. La película sigue siendo un testimonio del poder del cine para evocar emociones y provocar diálogos importantes, incluso muchos años después de su primera proyección.
